STUKA, LA VIDA A MIL
El viola de Los Viola armó trío con Rocino de Catupecu y Ded de La Armada Cósmica.
› Por Santiago Rial Ungaro
“La banda empezó cuando nos encontramos en un baño de un boliche. Somos muy amigos y nos encontrábamos siempre en la noche”, dice el gran guitarrista de Los Violadores sobre Stuka in the Bollocks, el trío que comparte con Ded, bajista de La Armada Cósmica, y Agustín Rocino, baterista de Catupecu Machu. “Ahora estamos enfocados en lo que más se disfruta: tocar covers de bandas que nos gustan, sin tanto compromiso. Sin Julio Fernández esta banda no existiría: se dio cuenta de que teníamos que salir del baño y subir el escenario”, dice y se ríe como una hiena amable.
“Con Glen Matlock ya hicimos algo parecido, pero esto es más espontáneo. Fue interesante porque él tocaba los temas de los Pistols como si tocara Zamba de mi esperanza, pero sin tener la técnica me explicó cuál era su concepto de cómo se tenía que tocar el tema”, sigue Stuka en su estudio de Martínez. El Polaco Zelazek está pinchando algunos bajos en la grabación del show del Luna Park. “La banda que más me gusta del mundo es The Clash, pero Big Audio Dynamite o P.I.L. también fueran bandas muy abiertas”, rescata Stuka. Y ahora recibe la visita de Sergio Gramática, batero de Los Violadores. A su lado, su amigo Ded comenta: “Siempre que nos vemos terminamos saltando”.
Aunque Stuka tiene su propia banda, Stuka & The Studs, el nuevo proyecto (con el que toca temas de Johnny Thunders, Ratones, Sex Pistols, Pappo, The XX y Los Violadores) también es una manera distendida de volver a echar raíces en estas hermosas tierras de amor, paz y, sí, represión: “En el mes y medio que preparamos el show nunca ensayamos Represión porque queríamos que la primera vez que lo tocáramos fuera en el Luna Park: y fue así, y creo que incluso fue el tema que mejor salió”. Desde la consola, los ecos del show de Los Violadores en el Luna hacen dudar que ese regreso triunfal sea despedida.
Mientras tanto, ¿terminará siendo Stuka in the Bollocks un vehículo para sus canciones? “Puede ser, en un par de veces que nos juntamos ya sacamos quince temas. Pero cada uno está con sus cosas, yo tampoco sé qué puede llegar a pasar con Los Violadores”, acepta.
Luego de más de una década de ausencia, esta suerte de Pappo del punk se indigna cuando analiza los cambios en el gusto popular: “¿Qué pasó con la cumbia, si acá hace un frío de cagarse y no ves una palmera? Cuando escucho Agapornis me dan ganas de cortarme las pelotas. Esa mezcla que se armó entre el rock, la cumbia y la cosa uruguaya me parece muy asquerosa”.
* Viernes 27/5 en Kika, Honduras 5339. A las 21
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