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Jueves, 2 de junio de 2016

RANA SUELTA, PATO ATADA

Morbo & kambo

Tras el “blooper” de la ministra de Seguridad, un facilitador autorizado de terapias con ranas kambo explica de qué la va esta ola verde.

El lunes 9/5, la kambo, una pequeña rana que vive en el Amazonas, conocida científicamente como Phyllomedusa Bicocolor, fue fruto de una inmerecida campaña de desprestigio (revisar “Un operativo que fue un sapo”, artículo publicado en Página/12 el 10/5). La kambo no es un sapo, y tampoco es ni alucinógena ni tóxica, aunque sí tiene la cualidad, investigada durante las últimas tres décadas en laboratorios de todo el planeta, de facilitar el proceso de remoción de toxinas existente en el organismo.

Adrián Wainer es uno de los únicos tres facilitadores autorizados por la International Registered Kambo Practicioners (IAKP) en el país, y ríe al pensar que alguien pueda practicar esta terapia en una fiesta electrónica: “Es imposible que alguien vaya a una fiesta a consumir algo que te hace vomitar y cagar. Es un papelón jurídico, hicieron una conferencia diciendo que se amparaban en el Decreto 772/2015 sobre el uso de estupefacientes, pero demostraron que no lo leyeron nunca porque la kambo nunca estuvo en ese listado”, dice sobre la papelonera rueda de prensa protagonizada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

Hace un par de años que Adrián quedó deslumbrado por la eficacia purificadora de la rana: “La kambo es legal en todo el mundo, la única restricción que hay es en Brasil por el pedido que hizo la etnia Katukinas, pero es por una cuestión de biopiratería porque como tiene muchas propiedades benéficas, los laboratorios empezaron a presentar patentes. IAKP es una asociación internacional que engloba gente de Polonia, Portugal, Estados Unidos, Australia, Sri Lanka y el Reino Unido, y brinda supervisión permanente porque no es recomendable el uso inexperto. Cuando vi que había gente que se venía de Australia acá para aprender esta terapia, me di cuenta de que es importante.”

Wainer es un sincero buscador de experiencias que supo pasar de la inercia de la cultura autodestructiva rockera a una cultura de la purificación más consciente, que se nutre de diversas terapias, algunas ancestrales. “Siempre fui muy curioso. Necesito experimentar las cosas, no me alcanza con leer un libro sobre algo, necesito poner el cuerpo. Desde 2008 estoy experimentando con meditaciones activas de Osho, bioenergética, rebirthing, que es una terapia de respiración, practicando masajes o yoga. Y ahora estoy fascinado con la terapia primal de Arthur Janov (NdR: su libro Primal Scream, de 1970, inspiró tanto a Lennon como a los autores de Chaosmosis) y la idea de que la neurosis es causada por dolores reprimidos en la infancia. Todo me ayudó a reconectarme con mis sentimientos más profundos”, analiza.

Hace unos días, Wainer se enteró de que a uno de sus compañeros se lo llevaron preso: “Cuando salió me contó que los gendarmes, acostumbrados a encontrar laboratorios de paco, no entendían nada: eran todas cosas que podés encontrar en una dietética. Es bastante grave que de un día para el otro pases de ser un terapeuta a ser un narcotraficante, pero no hay nada que ocultar. Si hasta un organismo tan riguroso como la FDA, la Food And Drugs Administration, que es la que regula el consumo a nivel global, no la incluye entre las sustancias prohibidas”. No se metan con la rana.

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