UN NUEVO VALOR DE MERCADO PARA ATRAER JOVENES CONSUMIDORES
Este es otro tiempo, pero para las empresas vender siempre es lo mismo (con crisis o sin crisis). Ahora, para jóvenes con poder adquisitivo, consumismo crónico y/o fetichismo de marcas, emerge la publicidad de un producto con el añadido de algo intangible. Autos, cerveza, zapatillas, ropa, todo puede tener eso extra que vos querés tener.
PRODUCCION Y TEXTOS:
JULIAN GORODISCHER
Con ustedes, el auto sub-25.
Es lo contrario de lo liso y lo soldado, cualidades del auto adulto. Aquí,
se valora una superficie llena de montañitas y de huecos o, en traducción
al lenguaje de concesionaria, la hegemonía del accesorio. El Corsa Reef
exhibe con orgullo, en la publicidad, su alerón que hace olas, como una
tabla de surf, pero en la banquina. ¿No será mucho? El Peugeot
Quick Silver es una nave llena de uniones, orgullosa de sus baguetines, su color
brillante, sus llantas anti-todo que, dicen, hasta resisten los baches. En el
reino de los autos para jóvenes, la sutileza no tiene lugar: si en los
años 60 el nuevo Citröen exponía lo liso como atributo
de la perfección, ahora lo que se precia es el vulgar retorno del look.
Portatablas, faldones laterales y techo solar corredizo promueven una vida sana,
pero también algo mejor: una llegada a la discoteca con la música
a todo lo que da. O la garantía de no pasar desapercibido.
Como un Osbourne
El chico es un freak, y se lo ve asustando palomas con una careta de lobo. O
recibiendo un tortazo por la calle. Mi Fun es así, dice la
leyenda. El muchacho es excéntrico, pero también podría
ser interpretado como libre. El auto quiere tener personalidad,
que se lo reconozca por carisma y actitud. Ser joven: qué bien sonaría
para un Corsa ligado a los veteranos, para un Ford envejecido después
de décadas de fabricación seriada. Los autos también crecen,
pero sus compradores no. Solución: pedirle al publicista que piense una
estrategia para volver a los diecisiete, aunque sólo sea por una vez.
El Suzuki Fun casi no se ve en la publicidad, pero a cambio hay un protagónico
absoluto del pibe que hace lo que quiere.
A un auto para jóvenes (un auto joven, mejor) se lo arma a gusto y a
medida con catorce accesorios para combinar alarmas, levantavidrios, alerón,
baguetitas, color y llantas. Y que se destierre del mercado ese ejemplar anciano:
la versión full. Ahora el mejor consumidor no es el más forrado
sino el más creativo, en repentina democracia de la compra que promueve
una flamante categoría: el conductor artesano. ¿Y esto? Los
pibes quieren marcar al auto con un estilo propio cuenta Cruz Mujica,
el hombre de la idea (Agencia Euro). El joven no quiere meterse en un
molde, no le gusta que le impongan las cosas. Estos son autos sólo
para fanáticos, chicos tuerca que revisan y descartan, nada que
ver con el usuario-consumidor de los 90. Aquel prefería el Fiat
Uno, el Ford Fiesta y el VW Gol para homologarse como uno más.
Y hasta la publicidad exaltaba las virtudes de entrar en serie.
¡Se acabó! Lo que llega es sacar de aquí para poner allá,
y probarlo todo por Internet, con indicador de precios para el autocontrol.
El chico tuerca puede ser un surfer que se liga al Corsa Reef, o un winner que
maneja un Ford Ka, o el freak de turno, favorito en tiempos de Osbournes y de
Tenembaums dando vueltas por ahí. Que se transfiera una compleja
y atractiva personalidad al producto desea Mujica, que alguien piense:
si éste es así, ¡cómo será su auto!.
Objetos de deseo
El deseo se resume en dos palabras: tener onda. Pero lo que llega es la tiranía
del rojo furioso. Las marcas se asocian para venderse la una a la otra y transferirse
valor agregado: el que compra un Corsa se supone tiene plata (¿o
el papá?). El que visita un local de Reef pretende para sí algo
aún más importante: tener estilo. El co-branding suma una marca
más joven, más fresca a una más tradicional para lograr
lo que parece es la meta de estos días: rejuvenecer. Las
duplas tienen historia, y a ninguna empresa le fue mal: Renault hizo lo propio
con MTV y con Sony para vender un modelo con equipo de música evolucionado
(más potencia deparlantes, y reproductor de MP3). Hubo, incluso, un experimento
más jugado de Volkswagen Gol con una edición limitada junto a
los Rolling Stones. Y por lo general el resultado fue hasta agotar stock,
aunque siempre se trata de un centenar de unidades.
Sólo que esta vez la expectativa trasciende a lo musical. Corsa hizo
el pacto con Reef, y puso en venta su edición limitada de aspecto deportivo:
tapizados rojos con leyenda de la marca en cuestión. Es un valor
aspiracional explica Laura Turchetti, jefa de marca de Corsa, no
implica que queramos reducirnos a los surfers. Lo que sigue es imaginarle
un aviso a medida. La banda Super Charango, salida de un casting, ejecuta su
melodía de Uhhh y Ahhh, en orquesta de cortar
y pegar con grititos tipo exhalación. El Corsa Reef tiene la adrenalina
del surf, la banda acompaña, dice Gustavo Cabezón, de la
agencia Mc Cann Erickson. Anel (ex Los Violadores), junto a Gianni y su banda
de jingleros ejecutan su canción, y en la tele se ve el juego que proponen:
un zapping furioso entre imágenes de skaters y surfistas con muchos más
uhhh y ahhh; el desplazamiento es permanente. Si lo
joven había sido el añadido de un CD Changer, ahora se impone
la encarnación del espíritu californiano sólo que para
esquivar el bache en la ciudad. ¿Será práctico? .Lo
importante -dice Mariano Haefeli, de McCann Erickson es que, por la ropa
y las tablas, el auto quede ligado a lo ciento por ciento joven. ¿Hay
algo más joven que el deporte extremo?.
Seamos realistas
Más afín a la realidad argentina, el Ford Ka Tatoo irrumpió
de la mano de una meta conocida: abaratar. La empresa quiso reducir el precio
de su auto para jóvenes (el Ford Ka) para hacerlo accesible y así
competir con otros modelos a bajo costo. El publicista vio venirse la noche:
¿restarle equipamiento?, ¿quitarle el valor fundamental? Ford
se puso firme: había que bajarlo a 16 mil pesos, y contarlo a la gente
para que resultara atractivo. A cambio dice Eduardo Parapugna, de
la agencia Walter Thompson le inyectamos estilo. El tatuaje aporta a la
diferenciación y capta el espíritu de una tribu. Los ejecutivos
se escaparon a la Bond Street a revisar catálogos y eligieron el tribal
por ser el más común, pero hay proyectos de dibujos celtas y japoneses
para ampliar la tirada e ir por más. Se podrá haber esfumado el
aire acondicionado, el air bag y el equipo de música, pero el Ford Ka
añade imagen.
Lo mismo que el Peugeot 206 Quick Silver que buscó en su dupla el terminado
de qualité de la ropa para surfers o, en palabras del publicista Fernando
Vizcaíno, un mix exacto de diseño con tecnología.
Peugeot agotó su tirada reducida, con fórmula muy parecida a la
de Corsa, aunque el capítulo introduce una nueva guerra de vedettes.
Hay una similitud gigante asume Vizcaíno, de la agencia Craverolanis,
pero nosotros fuimos pioneros. Y además Quick Silver es una marca líder
entre todos los jóvenes del mundo, y Reef ¡no!. ¿Es
el aspecto el último fetiche en la compra de autos? ¿Nada importa
más que el accesorio? Si una vez, el 0 kilómetro se promocionó
con el plano detalle de interior, con un minucioso catálogo de comodidades
disponibles, hoy eso casi no aparece en los avisos. Hay que interpretar
el gusto joven dice Parapugna. Hay que entender lo que ellos quieren.
EL CASO BOOM BOOM KID
¿Desde
cuándo?
POR PABLO PLOTKIN
Hace tres años, en una entrevista concedida a la publicación estadounidense
Skaterock.com, el artista entonces conocido como Nekro hablaba del diluido circuito
skater argentino. El cantante se refería a una camada de grupos que,
a principios de los noventa, siguiendo las huellas de la pionera Massacre Palestina
(lejos, la mejor banda del estilo), había configurado una
modesta, pero enérgica escena de rock en patineta: Minoría Activa,
Delmar, B.O.D., 13 al Diablo y su propia Anesthesia, que luego rebautizaría
Fun People. Marcas como Vans solían esponsorear a algunas de estas
bandas, le contaba Nekro al cronista. Pero después dejaron
de hacerlo porque la gente de marketing en la Argentina creía que esa
música no era compatible con el skate. ¿No es eso ridículo?.
El último número de la edición argentina de Rolling Stone
contiene un aviso de Vans (la marca transnacional de indumentaria para deportes
extremos) en el que Nekro, ahora Boom Boom Kid, posa con su guitarra eléctrica
turquesa en una estación de subte. A un lado hay una serie de fotografías
con estética Polaroid en las que se ve a Carlitos en diversas situaciones
cotidianas: Fin de Session, Alegrando el subte, Skate
is Life!!!... Al pie, la leyenda Choose your reality (Elegí
tu realidad) explicita la moraleja. El domingo pasado, en el show que
dio BBK en La Trastienda, se repartían calcomanías de la firma
que, en su sede matriz, impulsa el festival Warped Tour, un sello discográfico
propio y auspicia a bandas como Limp Bizkit. La idea era esponsorizar
a riders nacionales y fomentar el deporte de acá, dice la gente
del departamento de marketing de Vans Argentina. Nekro representa a cierto
grupo de gente del deporte extremo y su música, el punk, también
está relacionada. Firmamos un contrato y por el momento auspiciamos sus
shows, vestimos a la banda, esas cosas.
En este período de rock profusamente esponsoreado, la pequeña
historia no tendría nada de peculiar si no se tratara de un artista que
siempre defenestró toda lógica de pactación corporativa.
Ahora bien, Vans no está sospechada de tener sweatshops en países
pobres ni de criar engendros comestibles; es, eso sí, una marca que asocia
consumo con ilusión de libertad (breve invocación del mundo según
Naomi Klein). El apoyo financiero privado, sin embargo, no es una herramienta
de apropiación deleznable para un proyecto de arte independiente como
el de BBK, que lleva diez años de actividad creativa y que, hoy, produce
uno de los shows de rock más estimulantes que se puedan vivenciar en
Buenos Aires (además de giras periódicas autogestionadas por el
país y el mundo).
Algunos fans heridos en su hiperromanticismo (alentado por el discurso intachable
de Nekro) mostraron su fastidio frente al trabajo como modelo publicitario de
la figura. En el show del domingo dos horas de vértigo eléctrico
y sublimación sensitiva, BBK (que en estos días no habla
con la prensa) aprovechó algunos intervalos para bajar línea a
un público siempre enamorado, pero pocas veces entregado. Con una cinta
de muy frágil embalándole la rodilla operada, Carlos
se mostró molesto por la efusividad desmedida de los usurpadores de escenario.
Se quejó de algunos periodistas carniceros, amarillos, homologó
el ballottage a una situación dictatorial, dijo que no hay nada
peor que comer animales, advirtió sobre el futuro sombrío
del presidente que ustedes votaron y, a propósito del 11
de septiembre, recordó a las víctimas de Pinochet, esa gente
que luchó para que nosotros podamos vestirnos como nos vestimos y decir
las cosas que decimos. Todo eso delante de una foto del agónico
Juan Pablo II enmarcada en la frase es perjudicial para la salud.
Hacia el final, en su versión libre de la inolvidable Reel around
the fountain, de los Smiths, payó una estrofa crítica a
la representación mediática en la que, de algún modo, terminó
incluyéndose: ¿Desde cuándo Página/12 y Clarín
hablan por vos? ¿Desde cuándo la Rolling Stone... Desdecuando
un cantante habla por vos?, cantó Nekro alzando los hombros y,
debe decirse, el que avisa no es traidor.
POR JAVIER AGUIRRE
La idea de reproducir el famoso gol podía estar desde hace mucho,
pero necesitaba un producto que le diera sentido. En este caso, el comercial
se apropia de la frase popular de jugar por la Coca. Y esa frase
fundamenta que después, el pibe, haga el golazo. Así explica
la clave del aviso maradoniano Martín Mercado, publicista de la agencia
McCann Erickson Argentina, cuya sociedad con Coca-Cola en torno al fútbol,
ya tenía como antecedente aquel comercial de potrero, en el que a un
pibe con una remera desteñida lo llamaban Rosa (¡Eh,
Rosa!).
Iniciático giro en la mitad de cancha del Azteca, escalada a pura gambeta
larga, cambio de paso, enganche hacia adentro, diagonal hacia el arco entrando
al área, definición al primer palo cayéndose entre el arquero
y el último y desesperado botín defensivo... Aunque cada cuadro
televisivo del gol de Maradona a los ingleses forma parte de nuestra información
genética, haberlo reproducido en formato potrero para el comercial requirió
cierta obsesión. El picado se pone violento. Es por la Coca,
dice uno para calmar las aguas, y la frase enciende la mecha: un morochito retacón,
de rulos y camiseta azul tipo Le Coq Sportif, con tal de ganar el partido y
tomarse la Coca, clona la jugada magistral del 86 gambeteando chabones
y definiendo al primer... buzo, que hace las veces de palo.
El Diego del comercial se llama en realidad Gabriel Memoli, tiene
16 años, es lateral izquierdo de la cuarta división de Atlanta,
y aunque su perfil aguileño quizás recuerde más a Mario
Kempes que a Maradona, su debut actoral encarnando al Diez fue impecable. Llegó
después de un exhaustivo cásting que observaba aptitudes gambeteadoras,
pero también carismáticas, ya que según explican los realizadores,
era fundamental que el protagonista no pareciera un usurpador del lugar
de Diego. Gabriel cuenta al No el calvario vivido hacia la encarnación
divina: Ensayamos durante varios días y la jugada la grabamos 32
veces, pero también tuve que actuar. Me aprendí el video de memoria,
cuándo sacar pecho, cuándo sacar la lengua, cómo mover
los brazos. Gabriel, ahora, ya no es el mismo: todos me dicen Diego.
CON ZAPATILLAS ES MEJOR
Fútbol
ballet
El último comercial de Nike refuerza lo que se sabía: para ligar
la zapatilla al espíritu adolescente será el rock, o será
el fútbol. Y entonces se ven las piruetas de Ronaldinho Gaucho, Diego,
y otros jugadores brasileños de fútbol de salón, transformando
sus jugadas en pasos de baile al ritmo de los tamboriles. El objetivo
señala Kassia Sing, directora de publicidad para las Américas
es mostrar algunas de las mejores jugadas del fútbol de salón
y destacar la conexión de la agilidad en la música y en el fútbol...
Que los chicos de América latina puedan inspirarse en las marcas habilidosas
del comercial y en la magia que sólo pueden crear los jugadores de este
continente. El comercial fue filmado en junio pasado en el estadio cubierto
Maracanazinho, en Rio de Janeiro, y fue creado por la agencia norteamericana
de publicidad Weiden & Kennedy. Lo dirigió Spike Jonze, que no sólo
es el hacedor de El ladrón de orquídeas o Quieres ser John Malkovich
sino también el director de publicidad más buscado por Nike, Levis
y Lee. Eric Bobo, de la banda Cypress Hill, hizo la música, y el resto
es lo que se ve en pantalla: el jugador-bailarín demostrando que el deporte
es show, o su adaptación a la venta directa: comprate la zapatilla de
una vez (cuesta unos 400 pesos) ¿Entendiste?
CERVEZA, TODO UN ESTILO
Soy rock
¿Y quién dijo
que las cervezas quedaban afuera de la ley general? Ellas también quieren
ser jóvenes de la mano del rockero, y para muestra basta adelantar el
aviso de Quilmes que se viene. Da un paso más allá del habitual:
chico-busca-cerveza-y-encuentra-chica-linda, para convertirse en una superproducción
que parece decretar el fin de las vacas flacas. La cosa es así: se celebra
la boda entre un González y una García, y los invitados abarcan
un 25 por ciento de la guía telefónica. Se verá, atascados
en la 9 de Julio y llegando tarde, a Leo García, Erica García,
Charly García junto a Araceli González, Nacho González
y Nicanor González del Solar. La idea es de Damián Kepel, Guillermo
Vega y Sebastián Olivieri, de la Agencia Young y Rubicam, y continúa
la línea iniciada con el spot anterior de la cerveza, el de los temas-ícono
del rock nacional. Pero esta vez no bastaba con escuchar de fondo hits de rock
argentino y el coro final con la canción de Babasónicos. El giro
incluye la participación ¿millonaria? de Charly, el más
famoso de todos los García. En la agencia no quieren hablar de números,
pero el aviso podría terminar con el atado con alambre que caracterizó
al último año y medio. Se estrena en diez días: ¡preparen
el televisor!
Pero la nueva Quilmes hiperrockera auspicia el show de Metallica
va por más y promociona para principios de octubre siete noches de festival
Quilmes Rock en el escenario de Copa Davis de River (detrás del Monumental),
con un compendio de bandas día por día elegidas con criterio totalizador:
que nadie se quede afuera. La cerveza multitarget convoca a Los Pericos y a
Emmanuel Horvilleur, e introduce en la Capital una modalidad que dicen
se volvió un clásico del Interior. Concretamente, con el suceso
del festival Cosquín Rock, auspiciado por otra cerveza, Brahma (para
la última edición, se imprimieron 30.000 etiquetas de botella
de litro con la programación del festival). Según revelaron José
Palazzo (productor de Cosquín) y Roberto Costa (el Nº 1 de Pop Art,
la productora que organiza el festival), las participaciones de las marcas de
cerveza aportan difusión publicitaria y también un dinero necesario
para garantizar el pago de cachets y seguros. Es un tipo de festival al
modo cordobés -cuenta Cinthia Guerra, jefa de prensa del festival de
River y una buena manera de seguir acercándose a un público
más joven. Cada marca sabe lo que le conviene, y así como una
firma de ropa preferirá armar un desfile, Quilmes impuso sus condiciones:
que sea largo y abarcativo, para todo gusto.
Debe ser realista
POR MONICA SILBERMAN
profesora de Comunicación Publicitaria (UBA)
Algunas publicidades para jóvenes apelan a una fórmula asegurada:
usan colores fuertes, llamativos, y a veces muestran modelos de autos por
ejemplo en los que uno se pregunta: ¿Existe alguien que pueda sentarse
en ese lugar? Cuando el modelo publicitario se distancia tanto de la realidad
pueden surgir problemas. El joven es más inteligente de lo que muchos
creativos creen: piensa, duda, decide metódicamente su compra y, si la
oferta es muy ajena al contexto en el que vive, mira para otro lado.
Para los autos, las marcas asignan colores brillantes y un léxico especial,
emplean formas fuera de lo común que a veces son extremadamente pequeñas,
pero suelen olvidarse de un aspecto fundamental: ¿Tiene esto algo que
ver con la ciudad, el país, en los que estamos viviendo? El Corsa Reef,
por ejemplo, se ve en su publicidad gráfica haciendo una ola en la banquina
con su alerón playero, casi como un producto exclusivamente para surfers;
en esa disociación con el contexto pueden presentarse más rechazos
que identificación. Yo valoro, en cambio, la publicidad con sustento
realista, aquélla que imagina jóvenes inteligentes del otro lado.
Hay un nicho (jóvenes que pueden pagar un auto) que puede hasta resultar
curioso que exista en la Argentina empobrecida, pero en cualquier caso no hay
que subestimarlo en su actitud de compra. Yo elijo una publicidad como la de
Sprite (Reencuentro) en la cual se ve la reunión de un grupo
de ex compañeros de colegio (Facha, Oso, Rulo...), muchos años
después, convertidos en personajes muy diferentes a lo que eran con una
clara toma de partido en contra de las apariencias: la anécdota sirve
para promocionar el cambio de envase de la gaseosa. El joven no aparece amachietado;
se lo muestra tal cual es, defectuoso, cambiado, realista, y en esa ausencia
de estereotipos de lo joven hay una buena idea publicitaria que,
seguramente, repercutirá en un beneficio para la marca. Esa gaseosa imagina
un joven que quiere ver al producto ligado al humor, la creatividad y, sobre
todo, que no quiere quedarse afuera del target al que la publicidad apunta.
Con ciertos autos no pasa lo mismo, y después se pagan las consecuencias.
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