Jueves, 23 de junio de 2016 | Hoy
NELUMBO Y EL ADN DE OFF BLUE
Post Nairobi, el violero Jorge Estebenet se lanzó con un proyecto que se vale del cool jazz para confeccionar una bruma espaciosa, con mucho de free y bastante de jazz.
Jorge Estebenet sumó su guitarra al combo local de dub y dancehall Nairobi al poco tiempo de que Ivi Lee y Bastard empezaron. La pandilla, así alineada, tocó seis años (2008-2013), giró y grabó casi sin pausa. En tanto, Jorge acumulaba canciones, aunque no sentía la intención de armar otro proyecto para salir a tocar: Nairobi bien cubría ese aspecto. Pero el escenario cambió con la paternidad, la actividad de toques y gira tuvo que bajar, y entonces prendió la semilla de Nelumbo.
Las composiciones iban en una línea jazzera, y Jorge buscó el apoyo del baterista José Violante y el contrabajista Ignacio Gómez. Luego de la primera presentación como trío, se sumó Juan Sanguinetti en otra guitarra, y durante cuatro meses pulieron lo que finalmente quedó registrado en 40° (2013).
“No es jazz, no hay canciones de género puro", dice Jorge, pero aclara que ese espíritu espaciado, casi de relajo entre los instrumentos, se nutre de una rama puntual: "El cool jazz, dentro de los estándares armónicos del género, toma cosas del impresionismo de la música clásica y las transforma en una música con más matices, despegada del espectáculo clásico de la década del '30 y '40, del show para gente que va a cenar”.
Entre nombres de influencias y géneros como soul y R&B de los '50 y '60, el disco Kind of Blue (1959) de Miles Davis, pináculo del jazz modal y “fundación del cool jazz”, aplica como referente. “En Nelumbo no hay rigidez”, define Estebenet. “Planteo una canción, con letra y estructura de acordes, y cada músico se suma como quiere”.
Tanto para 40° como para el flamante Off Blue, ambos editados por Estamos Felices, Jorge confió en el experimentado gusto de Felipe Damario como productor: "Nos conocemos hace años y su trabajo fue clave. Cuando estás en una grabación de este tipo, que todo sucede en el momento, llega un punto en el que perdés la noción y no tenés idea de qué está pasando. Darse cuenta cuál es la toma apropiada es lo más dificil".
En Nelumbo, lo más importante es el gusto, lo otro es secundario. “Hasta un pifie puede tener buen gusto”, evalúa. El anclaje clave del sonido denso y pesado del contrabajo (ahora a cargo de Nicanor Suárez), quizás heredado del reggae que Jorge tanto escuchó, estudió y tocó, sostiene estas canciones, que se mueven sabiendo que nada está dado de antemano y nada se repite. Cada instrumento encuentra su lugar entre la voz grave y recitada de Jorge, y esa bruma que parece nacida de la propia conjunción: “Ese aire es lo que más diverte, lo que siempre estuve buscando en la música”.
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