LIBRETA SANITARIA #1: EL HíGADO
En plan reducción de daños, el NO estrena columna sobre patologías generacionales.
Clave para el groove de la digestión, responsable de transformar alimentos en energía, patovica de sustancias dañinas, el hígado es un órgano al que se debería cuidar como un plomo al instrumento ajeno. Costumbres alimenticias y otras relacionadas al esparcimiento, como la ingesta de alcohol, comida chatarra y pastillitas de colores, lo atacan directamente. Acá, información para quienes quieran birras con amigos, reunirse a estudiar en una hamburguesería o bailar entre las nubes, pero con responsabilidad y minimizando daños.
“El hígado cumple dos grandes funciones. Es un filtro que recibe la sangre que llega del intestino con las moléculas de los alimentos, más tóxicos, bacterias y sustancias que pueden ser agresivas para el cuerpo, saca esas toxinas de la sangre y devuelve al torrente circulatorio sangre purificada. Y por otro lado colabora con la coagulación, sintetiza algunas sustancias y produce proteínas, que permiten desarrollar mayor masa muscular”, explica el hepatólogo Fernando Cairo.
El médico no le encuentra sentido a pedirle a un joven que no tome alcohol, porque sabe que no sucederá: “Hablamos de la dosis tolerable sin generar daño: una copa de vino, una medida de whisky o un litro de cerveza diaria; la mitad en el caso de las mujeres, por tener menos resistencia”. Y también le aclara a sus pacientes que el éxtasis “puede generar hepatitis fulminante”. El riesgo de daño hepático también aparece en los preparados de esteroides para desarrollar masa muscular, y vía transmisión sexual, en la hepatitis B.
Y las posibilidades de dañar el hígado suben cuando la actividad física queda reducida a la vuelta olímpica al living. “Dos de cada diez personas en Argentina tienen hígado graso, y entre personas con sobrepeso la cifra sube a 6 de cada 10. Mi consejo para evitar esa enfermedad, que ataca hígado y corazón, es una dieta equilibrada con control nutricional y actividad física aeróbica”, dice Cairo.
Acostumbrado a trabajar con artistas, actores y rockeros (Cerati, IKV, Miranda!), el entrenador físico Paulo Giardina entiende que el vicio forma parte de la vida. “El problema no es tomar dos birras el sábado, sino la ingesta sostenida en el tiempo. El compromiso pasa por el cambio de hábitos. Es un gran escape ingerir tóxicos o alcohol, más si sos músico o tenés un trabajo ligado a la noche. Pero es importante tener claro hacia adónde vas y tratar de complementar con una buena dieta, hidratación, reducir las grasas y carnes, descansar las horas suficientes”, aconseja el ex delivery boy de 100% Lucha.
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