POR SIEMPRE EL ORGULLO DE MAMá
Uno desde USA y el otro acá, explotan los granos del pop en un disco maduro de indie rap con cantantes amigas.
› Por José Totah
Fran López es programador y dibujante, vive en Seattle y está por sacar un libro de historietas, una falsa autobiografía de cosas que les pasan a él y al guionista Federico Reggiani, como que la vecina les robe el perro y lo devuelva hecho un robot. Agus Spinetto vive en Buenos Aires, escribe canciones para publicidad, hace sonido y graba bandas. Juntos son El Orgullo de Mamá, una banda de rap que, lejos de anclarse en referencias gangsteriles y falsos suburbios importados, se venía riendo de casi todos los consumos culturales y poperos de los ‘80 y ‘90 (Tortugas Ninjas, alfajores, Super Mario Bros, etcétera). Ahora, en su segundo disco, Explota el sol, grabado enteramente a la distancia, navegan la resaca que les dejó ese empache y se aferran al mundo “para no salir volando”.
El Orgullo de Mamá vive su mejor mes del año. De este año, al menos. Es el momento en que Fran baja de Seattle –se casó allá con una norteamericana que conoció en un festival de historietistas en Colombia– y se une a Agus para presentar el nuevo disco, girar por Rosario, Santa Fe y Villa María, y terminar hoy por el Abasto y mañana en Temperley.
Después, Fran regresará a Estados Unidos y EODM volverá a modo avión. Así fue como escribieron y grabaron Explota el sol, compartiendo archivos con bases, rimas y armonías, dándole patas a un monstruo que se les fue armando de a cachos. “Confiamos mucho en que el otro iba a devolver algo mejor de lo que uno mandaba”, explica Agus. En tres canciones metieron voces Luludot Viento (Los Rusos Hijos de Puta), Eugenia Brusa (Les Mentettes) y Delia Iglesias (Bienvenidos a la Computadora).
Cuando armaron la banda, Agus y Fran venían de distintos proyectos musicales. A los dos les fascinaba el rap, más por el lado de Beastie Boys y Run-DMC –hasta es inevitable compararlos con los mexicanos Plastilina Mosh– y una conexión potente que sentían entre el hip hop y el hardcore. A ese combo le dieron también una veta danzarina muy presente en los shows. “El baile le corresponde al otro y, según con quien hablás, Argentina es un país bailable o no”, opina Fran.
Aunque podían haber caído en la tentación de hacer burlesque de los juguetes culturales de otras décadas (lo hicieron muy bien, de hecho, en su álbum y su EP de estudio anteriores), lo nuevo da la sensación de que ya mascaron esa ensalada y que pintó la introspección y pensar qué se hace con todo eso. “La resaca mediática es parte de nuestra vida y todavía estamos elaborando ese bombardeo”, coinciden.
* Jueves 11/8 en Ladran Sancho, Guardia Vieja 3811; y viernes 12/8 en Cultura del Sur, Meeks 1066.
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