NORMA, UNA BANDA ENTRE LA PROCRASTINACIóN, LA RESILIENCIA Y LA ASERTIVIDAD
Tras una despedida lúgubre luego de su show en el Coliseo Podestá, hace poco más de un año, el grupo platense volvió de la otra dimensión con un ciclo de conciertos que incluirá el CCK, Pura Vida y el Luna Park, donde abrirán para 2 Minutos. “Cuando nos propusimos pegarla no lo logramos, pero mantuvimos ese celo por hacer música más allá de lo que pasara o no con la banda”, dice Chivas.
› Por Juan Ignacio Provéndola
Breve, frenética e intensa. Así fue normA y así será su agenda del regreso para volver después de haberse ido. Aunque no se sabe por cuánto: “Lo pensamos como un ciclo, como un movimiento de piezas de una banda que irá dando pasos por fuera del sistema convencional. En el mejor de los casos, será así. Y si no, no tocaremos más”, explica Chivas Argüello, la voz cantante. El Septiembre Rojo de grupo de La Plata indica un show en la cúpula del CCK (2/9) y otro en el resistente y fundamental bar platense Pura Vida (16/9). Aunque la clave está en el medio: el domingo 4/9 serán teloneros del desembarco de 2 Minutos en el Luna Park, un estímulo impensado. “Mosca le mandó un mensaje al dueño de Scatter Records, el sello por el que sacamos el último disco, cantando temas nuestros e invitándonos a abrir su show”, cuenta Chivas con gratitud. El mensaje fue música para un alma que se vio estimulada a recuperar su patrimonio más preciado. Las canciones.
En eso se había quedado normA cuando decidió apagarse en fade-out con un disco recién sacado del horno, aunque sin emplatar. Siguiente, su quinto álbum, había llegado para profundizar el pulso nervioso de siempre, pero con nuevas ambiciones. Es decir, por un lado, el tic que nunca alcanza al tac (otra expresión platense). “Una obra rígida y concisa, siempre tirante, como explosivo que nunca explota”, amplía el anónimo autor de la crítica al disco publicada en la web de Scatter. Aunque con la novedad de letras menos personales y más cotidianas, guitarras proclives a sutilezas y algunos arreglos por encima de la vehemente sonoridad que empuja a normA a ser lo que es: un grupo capaz de lograr una de sus mejores canciones (Veo) en menos de un minuto y medio.
El nuevo-viejo disco de normA asomaba como el más digerible para otro tipo de audiencias. Una invitación más amable para aproximarse por fuera de las vestiduras que caracterizaron a la banda, aunque de fondo trasunte la esencia fundante, porque sus 9 canciones se resumen en 25 minutos. Sin embargo, el grupo apenas llegó a presentarlo el 14 de agosto del año pasado en el Teatro Coliseo Podestá. “Tal vez no nos veamos las caras por un tiempo largo. Largo, largo”, decía el sorpresivo mensaje publicado en perfil de Facebook de la banda pocos días antes de llenar la emblemática sala platense.
“Somos gente grande que no vive de la música y que tiene varias ocupaciones. Después de algunos años, tenés familia y los tiempos son imposibles. Igualmente, el mayor problema soy yo: viajo bastante por trabajo y se me hace difícil plantear cosas a futuro”, absorbe Chivas. “Cuando sacamos Siguiente nos reunimos y dije: ‘Muchachos, el material está buenísimo, quedamos contentos y estamos bien entre nosotros. ¿Qué les parece si lo presentamos y cerramos todo con un moño?’ Todos estuvimos de acuerdo.”
Durante sus primeros cinco años, normA editó Rock2tonos (2006), normA (2008) y a (2011), que suponía la apuesta fuerte de un grupo workahólico que bullía desde La Plata despertando expectativas en la gran ciudad, aquella en la que el rock argentino parece que debe sellar su certificado desde la vez que Los Gatos tuvieron venirse desde Rosario para lograr legitimidad popular. Durante todo ese año, normA rodó con a por capital, Córdoba, Mar del Plata y festivales en Brasil. Todo parecía encaminado. Parecía.
“Cuando terminamos de grabar a tuve la sensación de que se estaba terminando un ciclo. A fines de 2011 se fue Cosca, el anterior batero, y nos preguntamos con Richard (Baldoni, bajista) y Hugo (Guadalberto De Orta, guitarrista) si teníamos ganas de seguir. Y decidimos tomarnos unas vacaciones”, apunta el cantante y autor de las letras. En ese entonces, normA cargaba un collar de garrafas: el sambenito que muchos medios le colocan a una banda cuando la consagran revelación. “En el momento fue bárbaro y lo vivimos re bien. Cada cosa externa que pasa la vivo como un pequeño milagro, por el gran esfuerzo que implica tener una banda”, procesa Chivas. Y arremete: “A la vez, no deja de ser subjetivo que alguien te indique como revelación de algo. Decidimos concentramos en lo nuestro más que en la imagen que terceros construían de nosotros. Parece contradictorio, porque en el fondo hacés música para expresarte públicamente, para mostrárselo a otras personas”.
Después del parate de 2011, el trío sobreviviente se reencontró y decidió encarar una audición de bateristas. Así llegó Laro Bidonde, conocido de De Orta. “Su incorporación fue muy positiva”, analiza Chivas. “Teníamos varias cosas para tocar, distintas ideas y medio como que la banda reflotó.” normA empezó a reconectar sus nervios en estudio y la primera muestra fue Serio, un simple que largaron en 2013. El trabajo intramuros fue tan intenso y fructífero que hasta llegaron a redondear un disco entero para que Graham Sutton lo masterizara. Pese a su reputación —con trabajos que iban desde Metallica hasta Jarvis Cocker—, Sutton no colmó las ambiciones de normA y el material fue desechado.
Una vez más sobrevivieron las canciones. Y así nació Siguiente, entre el fuego de esas horas de grabación en los legendarios estudios ION. El grupo priorizó grabar a tocar y el resultado se ve en un gran disco. Esa fue la apuesta: “Cuando nos propusimos pegarla, llegar a más gente y vivir de la música, no lo logramos. Entonces debimos redeterminar las pretensiones, aunque a la vez nos sirvió para fortalecer el acercamiento a la música. No es fácil tener una banda, la vida avanza con cada vez más quilombos y vas armando tus cosas para el lado donde mejor te va. ¿Cómo sobrevivir en esta jungla? Lo bueno es que pudimos mantener ese celo por hacer música pensando en ella, más allá de lo que pudiera pasar o no con la banda. Somos flacos que hacemos música, ni siquiera músicos. Tipos que tenemos una info y que la necesitamos bajar hacia algún lado”, cree Chivas. “Seguimos teniendo ideas, pero no de la forma habitual. No como antes, haciendo giras de inter-nada. Ya está, somos padres de rock. No hay muchas posibilidades de eso. Pero sí de hacer música, por eso acá estamos, otra vez.”
En mayo de 2013, normA fue invitada a tocar en el festival Primavera Sound de Barcelona. En realidad, el cuarteto se autoinvitó a través de Scatter, su sello, y logró la oportunidad tras un intento fallido en 2012. También habían sido parte de la comitiva Santi Motorizado, 107 Faunos y Go Neko!, y una crónica de un enviado de la agencia Télam relevaba comentarios elogiosos hacia la performance de normA por parte de artistas británicos, chilenos e italianos. A la vez, contaba que un músico y DJ estadounidense se acercó a Chivas para comprarle los tres discos de la banda.
“Hicimos varios shows en Pura Vida de La Plata, porque el bar te deja quedarte con lo recaudado de la boletería y eso es beneficioso para las bandas. El viaje a Barcelona lo financiamos con eso y con una guita que nos prestó mi viejo para los pasajes, y que después le devolvimos en cómodas cuotas”, cuenta Chivas.
El imaginario del rock necesita creer que el festival les consigue pasajes en primera clase y les da plata por tocar…
–¡Jajaja, nunca viví esa experiencia! Te invitan, por supuesto, y hasta te albergan en un hotel. Aunque hay que lucharla. Preguntale a El Mató si no tienen que lucharla. Primero tocamos en un escenario que estaba a cien metros del portón de entrada, a un costado, de tarde. Pero después nos pusieron en otro más grande, a las siete de la noche, con la luna saliendo del mediterráneo para 500 personas, entre ellas 18 japoneses que saltaban como locos adelante de todo. Fue un gasto grande de nuestra parte, aunque al final resultó una inversión.
Algo recuperaron: un músico que los escuchó esa vez les compró los tres discos que entonces tenían.
–Sí, uno de Estados Unidos. Y de hecho hace poco le mandé discos a un tipo de Manchester que dijo que nos vio y que, durante un tiempo largo nos buscó sin encontrarnos. Ponía “norma” en Google y le aparecía cualquier cosa, hasta que se enteró que éramos de La Plata y agregó las palabras mágicas a la búsqueda. Nos compró toda la discografía en Bandcamp y me preguntaba por mail cómo es que hacíamos esa música, cómo había llegado a nosotros. Y pensé en responderle haciéndole escuchar Sumo.
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