JUAN SáENZ VALIENTE Y EL MONOAMBIENTE DE LA INDEPENDENCIA
Señalar a este cultor de la patineta como el mejor dibujante de historietas de su generación no es gratuito: sacó tres libros notables y sigue encarando estilos con un talento bestial, sin barreras.
› Por Andrés Valenzuela
Para muchos, Juan Sáenz Valiente es el mejor dibujante de historietas de su generación. Que se diga eso en un país que dio a Salinas, Solano López, Muñoz, Nine y tantos ilustres no es poca cosa. Juan es efectivamente una bestia del dibujo. Una bestia humilde, amable y cultora de la patineta, con una media tubería en su sótano y un videoblog temático: Dragones voladores. Hace diez días lo reconocieron con dos Premios Carlos Trillo en la convención internacional de historietas de Rosario, Crack Bang Boom. Ganó como “mejor obra para público adulto” y “mejor autor integral” por La sudestada, que cualquier podría señalar como su obra consagratoria si no hubiese hecho ya Sarna (con Trillo) o El hipnotizador (con Pablo de Santis).
Sus libros salen en editoriales pequeñas y en multinacionales, en castellano y en francés. En el último período publicó tres nuevos: Cobalto, con De Santis; Un perro con sombrero, con Alfredo Casero; y Me estoy quedando pelado, enteramente suyo. Los dos últimos fueron ediciones independientes, aunque él reniega de esa etiqueta. “No es que lo hago porque se puso de moda hacerse el independiente”, señala. “Es canchero decir que sos independiente, salir en Idea.me y esas cosas, pero me parece medio ridículo agitar la bandera de esa forma”, critica. “Incluso lo hacen tipos que laburan en publicidad para empresas enormes, pero como tienen su estudio dicen que son independientes, con ese criterio el dueño de Coca-Cola también es independiente porque no le pide ayuda a nadie”, compara. “Es como vivir en un monoambiente y decir que es un loft, técnicamente puede serlo, pero el criterio está tergiversado.”
A Juan le interesa más mostrar el contenido del libro y hablar sobre lo que aprendió. “Quería ver si lo podía hacer más rentable”, revela. “El que hicimos con Casero funcionó, por un lado gracias a él, que la tiene muy clara en los negocios y sabe valorarse como artista. Aprendí mucho de escucharlo, de cómo seduce a los lectores y cómo defiende su obra ante las quejas por el precio”, reconoce. La principal lección que se lleva es que si ninguno de los sellos habituales le publica una obra, puede sacarla por las suyas. “No se viene JSV Ediciones, pero puedo hacer cualquier capricho, haciendo así con el hombrito”, se planta.
La distribución de Me estoy quedando pelado (una suerte de libro-álbum para adultos sobre la calvicie), en cambio, se demoró por un incendio en el depósito de la distribuidora, y los resultados están por verse. Cobalto, en tanto, es una nueva novela gráfica en la que Sáenz Valiente saca a relucir la chapa de dibujante versátil, tirando aún otro estilo de dibujo. Esta sí salió por editorial, vía El Hotel de las Ideas, que también sacó su premiada obra. “La sudestada fue una historia más rara, más personal, en Norton, mi primera novela gráfica como autor integral (NdR: publicada en España, aún inédita en Argentina) yo sabía que a nivel peripecia y aventura funcionaba, acá la historia iba por otro lado y no podía tomar esa distancia para saber si andaba, pero gustó”.
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