Jueves, 8 de septiembre de 2016 | Hoy
LA BASE RíTMICA DE THE LIBERTINES
John Hassall, Gary Powell y el debut local (en el BUE) del grupo que hizo el puente entre el britpop y el indie garage, implosionando en el camino.
Por Yumber Vera Rojas
La tercera es la vencida. Y los fans de The Libertines en Argentina pueden dar fe de ello. A cuatro años del primer desembarco en Buenos Aires de Carl Barât, quien le tomó el gusto a la ciudad y retornó en 2013 con el baterista Gary Powell, el cuarteto viene completo y en uno de los momentos más estables de su malograda trayectoria. Si bien la reunión fue posible luego de que sus colíderes limaran asperezas y cerraran ese capítulo saturado de abusos y reviente, esta nueva etapa apuesta asimismo por la horizontalidad. “Pese a que Carl y Peter (Doherty) son las caras visibles del grupo, porque son los cantantes y compositores, yo también soy un The Libertines”, se jacta el bajista John Hassall, vía Skype, acompañado por Powell. “Cuando nos encontramos en el estudio, todos estamos al mismo nivel”, asegura. Y su compañero agrega: “La gente sabe cómo nos llamamos los cuatro, pero si preguntan por Arctic Monkeys, seguramente la mayoría sólo piensa en Alex Turner”.
Aunque el primer campanazo de este rencuentro se produjo en 2010, cuando se sumó al Festival Reading & Leeds en calidad de invitado de Arcade Fire, el grupo que estableció el punto de quiebre entre el britpop y el indie en el Reino Unido volvió al ruedo formalmente en 2014, en el British Summer Time. “A partir de entonces, la situación fue muy buena entre nosotros”, explica el baterista, cuya agrupación ilustró la tapa de su primer álbum, Up The Bracket (2002), con una foto del estallido social argentino de 2001. “Desde que regresamos a los escenarios nada fue difícil. Antes lo era, pero ahora no. Aprendimos a comunicarnos, por lo que todo es muy sincero y espontáneo. Esto me recuerda a los inicios de la banda.”
No obstante, frente al comentario que hizo Doherty acerca de que esta nueva etapa de The Libertines era por peculio, Hassall despeja cualquier duda: “No lo hicimos por dinero, sino por la gloria. Nuestros fans nos lo pidieron y los escuchamos. Me enorgullece ser parte de esto”.
La resurrección del icono del garage rock vino con todo el kit, pues, además de los shows en vivo, incluyó el documental There Are No Innocent Bystanders (2011) y su tercer álbum de estudio, Anthems for Doomed Youth (2015), grabado 11 años luego de su antecesor. “La dinámica en esta ocasión fue distinta, pues crecimos y la química cambió”, detalla Powell. “Antes de hacer el primero, no habíamos entrado a un estudio profesional. Y en el segundo llevamos la energía de los recitales a la grabación.” Y el bajista remata: “En vez de Mick Jones, quien fue una escuela para nosotros, esta vez hubo otro productor (Jake Gosling, responsable del éxito Ed Sheeran y One Direction)”.
Al final del día, por más que haya intentado incendiar su carrera, el legado de The Libertines siempre estuvo de pie. “No le damos mucha importancia. Nunca nos creímos lo mejor”, afirma el batero. “Tratamos de mantener un perfil bajo, y de comportamos como amigos. Y eso supone una responsabilidad.”
* Viernes 14/10 en Festival BUE 2016, Tecnópolis, General Paz y Constituyentes, Villa Martelli.
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