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El cadáver es real… el asesino podría no serlo. La incierta frontera entre personas reales o simuladas virtualmente es el eje de Halcyon, la serie de ciencia ficción policial que SyFy estrenará el 22/9 a las 23 en soporte híbrido: o sea, apta tanto para ser vista en pantallas convencionales de TV y online como a través de dispositivos de realidad virtual como Oculus Rift o Samsung Gear VR, algunos de los cuales están a la venta en cadenas argentinas de electrodomésticos por alrededor de 3 mil pesos, según averiguaron los cybersabuesos del NO.

La novedad tecnológica que supone Halcyon está presente en todo momento en su guión: la débil capacidad sensorial para distinguir lo real de lo digital es un desafío narrativo y resulta parte del acertijo que las detectives protagonistas, reales, virtuales, sortearán para resolver un homicidio.

La serie está ambientada en el año 2040, un futuro en el que ya no hace falta ningún gadget con apariencia de antiparras galáctica: desde el inicio del primer episodio se aclara que los sensores VR están implantados en los ojos de las personas, con lo que se vuelve bastante engañosa la frontera entre realidad virtual (imágenes sólo apreciables con los visores, como películas) y la realidad aumentada (que se “monta” sobre la realidad física, como Pokémon Go). Y se trata de una realidad virtual mejorada que no sólo alcanza la vista sino también el oído, el gusto, el olfato y acaso el tacto.

El mundo de Halcyon está lleno de personas virtuales –entre ellas, los docentes– y parece oscilar entre la inquietante serie Humans y el clásico de 1982 Blade Runner, que prepara su secuela para el año que viene. Estructurada con un formato casi de webserie, con diez episodios de apenas cinco minutos, y otras cinco piezas adicionales aún más cortas y sólo para realidad virtual, Halcyon martilla en la idea de lo pionero: no sólo se postula como la primera serie híbrida de la historia, sino que su trama apunta al resolver el primer crimen virtual.

La confusión entre mundos, entre dimensiones, entre percepciones es un buen disparador: el enigma será si, cuando caiga el asesino, el artificio visual habrá sido más o menos rico que el resultado.