POR ROQUE CASCIERO
lGustavo Chizzo Nápoli está cansado, pero feliz. Recién llega del estudio Del Abasto Al Pasto, donde La Renga terminó de arreglar los últimos detalles de la mezcla de Detonador de sueños, el octavo disco de una de las dos (2) bandas más populares del rock argentino hoy. Dentro de dos semanas, el álbum estará en la calle. Y el rubio cantante-guitarrista comparte el orgullo con sus compañeros de grupo: el disco fue grabado enteramente en su sala de ensayo –la misma que alguna vez ocuparon los Redondos–, con los músicos tocando al mismo tiempo y con mínimas regrabaciones. “Los discos anteriores no eran tan crudos: estaban más limpios, había dos guitarras”, precisa Chizzo. “Acá hay una sola guitarra en casi todo el disco, salvo en algunos temas que agregamos una acústica para que tenga un colorcito. Eso era algo que veníamos buscando: que la banda sonara en estudio igual que en vivo. Queríamos reflejar la crudeza, no emprolijar ni entrar en detalles de limpieza. Grabamos sin auriculares, lo cual fue un alivio total. Fue como tocar en el ensayo, con los monitores de piso. Dividimos la sala con paneles, para que los micrófonos de un instrumento no tomaran mucho el sonido de los otros. Igual se mete, pero queda como un ambiente.”
Detonador de sueños es el disco más fuerte de la historia de La Renga. De las doce canciones que lo componen (aunque podría haber un track más, oculto), apenas hay una con el tempo bajo, “Míralos”. Y es una típica balada heavy. En el disco hay amplificadores valvulares que recalientan, dobles bombos, pedales fuzz vintage, sonido “retro” y “reventado viejo, no como la distorsión del heavy, que queda linda” (las definiciones son de Chizzo), pequeñas desprolijidades que un productor no hubiera dejado pasar, pero que La Renga dejó a propósito. Chizzo asegura que haber grabado de entrecasa fue una de las razones por las cuales les salió un disco “agresivo y crudo”. La otra tiene que ver con los tiempos que se viven. “Quisimos expresar la rabia y bronca que se viven últimamente”, dice el cantante. “Y no sólo en nuestro país sino en todo el mundo: la guerra de Irak, lo de las torres, esos desastres.” También pueden rastrearse características comunes en varias de las letras de Detonador de sueños, según su creador. “Muchas tienen que ver con lo social y con esa bronca de la que hablaba antes, aunque no es lo único. ‘Dementes en el espacio’, por ejemplo, es como mirar a la Tierra desde Marte; ver a un mundo enloquecido desde un punto de vista donde reina el silencio. ‘Detonador...’ habla del tema bélico: en lugar de detonar bombas, detonar sueños. Y ‘El ojo del huracán’ tira un poco de aliento: dice que lograr las cosas es difícil, pero que se puede.”
–Es sugestivo que una de las canciones se llame “Estado”.
–La música de ese tema es distinta del resto, viene a ser como el “Reíte” del disco de la estrella: es rapeado, pero no. Y la letra se puede tomar de dos formas: el estado anímico de uno y el Estado nacional. En ambos sentidos la letra cumple con su función, porque habla de descontentos, de cosas impuestas a las que uno se acostumbra y que aniquilan la libertad del alma. O sea, te despertás acá y ya todo está armado así, pero no tenés que dejar que tu cabeza haga que tu espíritu se encasille en eso. Uno lucha para expresarse, para mostrar eso que va más allá de lo que está impuesto por un Estado. Eso va más allá de una forma de gobierno determinada: habla de otras libertades y de otras formas de manejarse como seres humanos. Los aborígenes, por ejemplo, tenían otro espíritu para abordar la vida, con un contacto diferente con su tierra, con los animales, con el cosmos. Todo eso es lo que aniquila el Estado.
–El disco abre con “A tu lado”, uno de los temas más rockeros y con letra social...
–Que también se puede tomar de distintas formas. En general habla de situaciones catastróficas en el entorno, pero de repente dice: “Sentirme a tu lado me hará mucho mejor”. Se puede asociar con un amigo, con una mujer, con el grupo con el que comparte cosas. Es esa onda de juntarse yenfrentar las cosas en grupo, y de que dentro del caos siempre hay alguien con el que se puede contar. Otra letra que se puede interpretar de distintas formas es la de “La razón que te demora”, que es el corte de difusión. ¿Hay algo –una razón– que te demora o es que la razón –el raciocinio– te demora?
–El comienzo de “Noche vudú”, con un coro que parece de monjes y campanas, es toda una ironía combinado con la letra de la canción.
–En todos los discos hago alguna letra medio en joda. Esta le tira un palo a la Iglesia y al Vaticano, que está lleno de oro mientras hay gente muriéndose de hambre en todos lados. Bah, ya sabemos cómo es la historia, ¿no? Y la canción termina en que todos los fieles se aburren y se quieren ir a la noche vudú.
–¿En qué contexto compusiste estas canciones?
–Sé que tengo que estar tranquilo para componer, por eso me salen cuando nos vamos de vacaciones. Me voy de vacaciones, pero sigo trabajando... (se ríe). No, eso me gusta, me encanta. Creo que al limpiar la cabeza de obligaciones, porque no tengo gira ni ensayos, entonces viene la musa inspiradora. Se acumulan cosas mientras uno vive y se vuelcan en ese momento. No es sólo cuando me voy de vacaciones sino en momentos de tranquilidad. Siempre tengo a mano una guitarra, porque cuando me viene una melodía agarro la viola para meterle los acordes que combinen con la melodía. Puede ser criolla o una eléctrica. Las últimas vacaciones me fui a las sierras de Córdoba en moto, con mi mujer, y me llevé la guitarrita eléctrica de viaje, una chiquita, y un amplificadorcito. Me gusta mucho andar en moto. De hecho, “La razón que te demora” es un tema bastante motoquero.
–Entonces, ¿toda la bronca que hay en este disco te salió en la tranquilidad de las sierras cordobesas?
–Sí, es muy loco. Pero es como si acumularas cosas y cosas, y llegara un momento en el que sale. Es más, me sale más en los lugares tranquilos. En las sierras me salían todos temas ¡aaaaaaaarrrrrrgggggghhhhh!