Jueves, 29 de septiembre de 2016 | Hoy
LA PASIóN SEGúN JONAH SCHWARTZ
En Nadadura, grabado a 11 micrófonos y publicado sin pinchar, su proyecto Diente de Madera hace del folk estadounidense un engrudo experimental.
Por Julio Nusdeo
En pantuflas –esas clásicas color borravino de tiras cruzadas sobre el empeine–, Jonah Schwartz abre las puertas de su casa en Villa del Parque. El aire huele dulce. Luego de mostrar el programa que confeccionó a mano, estilo fanzine, con texto tipeado a máquina, recortado y pegado en libre diagramación, y al que le resta fotocopiar y adjuntar una vieja postal original de un lote de cien que compró por 30 pesos, Jonah se vuelve al horno y saca una bandeja de galletas de avena y pasas: Rosita, su hija de tres meses, despertó de la siesta.
La merienda gira en torno a Nadadura, el nuevo álbum de su proyecto Diente de Madera: reversiones de cuatro canciones tradicionales del folk norteamericano, deconstruidas en un modo repetitivo y minimalista a base de improvisación y una clara intención de perderse en el sonido. “La mayoría no se parece nada al tema original, entonces podría decir que la letra no es mía y la música sí”, resume.
Registrado el domingo 16 de mayo entre las 15:14 y las 15:52, sin pinchar ni corregir, Nadadura es el desafío de contraponerse a la perfección que puede lograrse en la actualidad. “Cualquier banda va a un estudio, graba y después hace retoques, overdubs, regraba punteos, pone coros, y está buenísimo, todos los discos se hacen así ahora. Pero quería alejarme de eso y dije: ‘¿qué tal si lo grabamos, no sé, como hacía Alan Lomax en el 48?’”.
Jonah había probado esa intención en Pichón, álbum debut spliteado con Pan del Indio, aunque con menos recursos. Esta vez fueron once micrófonos montados en distintos lugares del living, como puede verse en el video adelanto de The Cuckoo. Para eso, todo debía funcionar perfecto. “El día anterior estuve doce horas montando micrófonos, grabando, escuchando, moviendo, grabando, escuchando y así”, cuenta. Pájaro Rainoldi, responsable de la mezcla, había pasado por su casa días antes con recomendaciones. “Igual tuve una toma estéreo que me volvió loco intentando sacarle un armónico agudo muy raro que molestaba muchísimo: me costó cuatro horas.”
El domingo cayeron Fede Fossati y Corina Inveninato, de Pan del Indio, probaron por la mañana, almorzaron, se sentaron en el living y grabaron el disco sin parar. “Veníamos tocando juntos durante cinco meses, entonces dije de grabar porque nadie sabía qué iba a pasar después: ellos se iban de gira y yo iba a ser papá.”
En la idea de no corregir ni hacer segundas tomas, hay momentos en los que Jonah suena desafinado. Pero aunque quisiera, no lo podría corregir: “Está tomado por once micrófonos”, ríe. “Pero está todo bien, no me jode porque la energía que se puede escuchar grabando así no se puede reemplazar con nada.”
* Sábado 1/10 en Roseti, Roseti 722. Desde las 21 con Betty Blight (Betty Confetti).
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