Al mismo tiempo que Mac DeMarco subía al escenario de un Groove estallado de público, euforia y calor, a varias cuadras de allí, en la Facultad de Derecho de la UBA, Mauricio Macri y Daniel Scioli cruzaban su artillería pesada para definir al candidato que regiría los destinos del país. Si bien en la previa del show había cierta expectativa sobre el debate, cuando el artista canadiense se tiró de cabeza al público, y lo sacaron a pasear por la sala de recitales de Palermo, ya no importó nada. La Macmanía se impuso por unanimidad esa noche. No obstante, a un año de ese show, este hechicero de la guitarra regresa a una Argentina antípoda o de Stranger Things: con nuevo presidente, línea ideológica de derecha y una economía que simpatiza más con el mercado que con las necesidades del proletariado. “¿En serio es tan diferente?”, reacciona decepcionado, al otro lado del teléfono desde su flamante hogar en Los Angeles, este músico de 26 años quien, pese a su aura de fundamentalista del delirio y la escatología, se muestra serio y meditabundo.
¿Qué opinión tenés de que el público te haya elegido por sobre el debate?
–No tenía idea de que eso estuviera sucediendo ese día. De haberlo sabido, quizá hubiera pedido que proyectaran el debate. Algo así me pasó en el festival de Glastonbury, donde se recogían firmas para el Brexit mientras yo tocaba. Creo que la gente, especialmente la más joven, debería tener un poco más de conciencia acerca de lo que está pasando en su entorno, y el mejor ejemplo de eso es Estados Unidos, donde estas elecciones presidenciales produjeron un gran quilombo. Es una época en la que, si bien está buenísimo disfrutar de un buen show, hay que prestar atención a lo que pasa porque más adelante puede que no haya vuelta atrás.
Pese a tu condición de extranjero viviendo en Estados Unidos, simpatizaste por el precandidato socialista Bernie Sanders. Y con Trump en el poder te tendrías que ir porque quizá odie también a los inmigrantes canadienses…
–Yo estoy ilegal acá, así que tendría que volver a mi país. Espero que no suceda, es muy loco pensar que eso podría llegar a pasarme. Pero es una realidad, pues Donald Trump produjo un nivel de paranoia terrible. Me cuesta un poco meterme en la política de otros lugares, prefiero opinar acerca de Canadá, que es donde voto.
A manera de tributo a Prince por su fallecimiento, grabaste un cover de It’s Gonna Be Lonely, ¿lo tocarás en Buenos Aires?
–Quizás. Fue una idea que se me ocurrió junto a mi tecladista en las giras, Jon Lent. Prince fue un artista muy influyente para mí, lo descubrí al mismo tiempo que comencé a agarrar los instrumentos, a los 14 años. Fue un gran músico, un compositor increíble y un productor de otro universo. Dejó un legado como muy pocos lo hicieron. Me dolió mucho su muerte.
Este año también reversionaste a James Taylor y su clásico I Was a Fool to Care, el cual estuvo acompañado por un video que mezcla lo fi, sadomasoquismo y Los Simpson, ¿no es bizarro?
–No sé. Los videos son herramientas que tomo muy en cuenta porque complementan lo que hago con mi música. Así que trato de que sean los suficientemente especiales.
Tu guitarra tiene un sonido distintivo, ¿cómo surgió?
–No soy un gran guitarrista. Sólo sé tocarla un poco. Pero me encanta que esté en sintonía con el piano y la batería. También trato de generar con ella solos que sean corporales. O cosas así.
Cuando componés, ¿les prestás más atención a la música o a las letras?
–Suelo grabar de manera progresiva. A veces registro primero el track con la base sobre la que tocaré, y en otros momentos me dedico a las melodías, los arreglos y las letras.
Si bien actualmente preparás tu nuevo álbum, ¿por qué luego de cada disco lanzás un EP?
–Lo hago cuando estoy aburrido o porque me fastidié de tocar lo mismo. Si tengo un par de días libres y algunas canciones dando vueltas, las grabo y listo. No hay mucho misterio.
Se cumplieron 25 años de Nevermind, de Nirvana, ¿es un disco importante para vos?
–Nunca fui fan de Nirvana porque en los ‘90 yo era aún muy chico y me parecían muy oscuros, existencialistas o para jóvenes problemáticos. Pero luego empecé a disfrutarlos un poco. Hoy me parece una gran banda, con buenas canciones, y ese álbum es muy cool.
¿Te considerás un líder generacional?
–Me parece que podría representar una alternativa a esos rockstars sexis y cool, pues además de fumar, de beber y de hacer bromas lascivas, conecto con el público a través de las canciones. Mi intención es que vuelvas a tu casa con ganas de ser amable y de darle un beso en la cabeza a tu mamá.
* Domingo 13/11 en Music Wins 2016, Tecnópolis, General Paz y Constituyentes. A las 21.15.
Mirando por el hueco dental de Mac DeMarco
“HAY QUE PRESTAR ATENCIÓN A LO QUE PASA”
El delirante hechicero de la guitarra se propone como líder generacional y se prende con todo: las elecciones en Argentina y Estados Unidos, los legados de Prince y Nirvana, el método y el caos.
Este artículo fue publicado originalmente el día 10 de noviembre de 2016