HABLA CEDRIC BIXLER, CANTANTE DE THE MARS VOLTA
Gente fea haciendo música
La bomba musical de At The Drive-In explotó casi simultáneamente con el grupo, en el 2001. Dos años después, uno de sus desprendimientos tiene un shockeante disco debut titulado “De-Loused in The Comatorium”. Del disco y del estado de las cosas en el rock global, habla uno de sus responsables.
POR MIGUEL MORA
Surgieron venerados por la crítica, amados por los músicos, y sumando fans a cada paso. En ese momento de explosión decidieron separarse. At The Drive-In había editado un disco notable a comienzos del nuevo siglo. En febrero del 2001, el malestar interno llevó a tomar la decisión de separarse. Hoy, el cantante Cedric Bixler y el guitarrista Omar Rodriguez (los chicos afro) patean el tablero con The Mars Volta. El resto –el guitarrista Jim Ward, el bajista Pall Hinojos y el baterista Tony Hadjar– lleva adelante otro proyecto: Sparta. Los dos, The Mars Volta y Sparta, son grupos surgidos de una misma matriz, aunque con una diferencia: unos intentan pelear el ascenso a Primera, los otros tienen todo lo necesario para hacer historia.
De-Loused in The Comatorium, debut de The Mars Volta que se edita a fin de octubre en la Argentina (tocan el jueves 23 en la entrega de los premios MTV), es uno de los mejores discos del año. Atrapante, arriesgado, complicado. No se equivocaba Anthony Kiedis cuando los nombraba como el grupo que lo tenía fascinado. Pero, además del cantante, la banda oriunda de El Paso, Texas, tiene encantados a todos los Red Hot Chili Peppers. Flea tocó el bajo en todo el disco, John Frusciante grabó un solo de guitarra en la canción “Cicatriz ESP” y el productor Rick Rubin registró el álbum en la casa que alguna vez perteneció a Harry Houdini y donde los Peppers grabaron el indestructible Blood Sugar Sex Magic.
En tiempos donde las nuevas bandas parecen sacarle un poco de lustre a ideas ya visitadas en décadas pasadas, The Mars Volta encuentra respuesta a la incómoda pregunta: ¿aún queda algo nuevo por hacer en el rock? La propuesta de De-Loused... resulta tan descontracturada que ya se tiran sobre la mesa nuevas etiquetas como “prog-punk”, y es porque de las conocidas ninguna se acerca a lo que esta banda es. Como fue The Real Thing de Faith No More en su momento, este debut de The Mars Volta suena a manual de referencia para generaciones futuras. Canciones en su mayoría extensas que se balancean con actitud punk, entre un sonido rocker que recuerda al Led Zeppelin más salvaje, e intrincados pasajes instrumentales dignos de cualquier exponente progresivo con agregados latinos de percusión. Esa búsqueda tiene un origen, un motivo y una historia. De-Loused in The Comatorium es un álbum conceptual inspirado en Julio Venegas, un artista que se hizo amigo de Bixler y Rodriguez luego de haber intentado suicidarse en un par de ocasiones inyectándose veneno de rata o saltando a una autopista durante una hora pico. Hasta que finalmente logró su objetivo en 1996. “Julio fue un amigo que conocimos durante nuestra adolescencia en El Paso. Era unos cinco años mayor y tocaba el bajo con Omar en uno de sus primeros grupos. Fue quien nos hizo conocer por aquellos días a grupos como King Crimson y encarar la música de la manera más desestructurada posible. Además de hacer música, pintaba y escribía. Fue todo un artista”, cuenta Cedric Bixler desde una oficina en Nueva York. El disco debut de The Mars Volta es el epitafio de Venegas. Las doce canciones del álbum son un viaje hacia su mente, desde el momento en que entró en coma por una sobredosis de morfina hasta que despierta dos semanas más tarde para suicidarse. Ese es el viaje que proponen los chicos afro. “Existe una razón por la cual Julio Venegas quiso quitarse la vida –cuenta Bixler–. En la realidad, cometió el error de darse una sobredosis de morfina, y yo tomo la historia desde ahí. A partir de ahí se encuentra con unos leprosos que lo guían a través de la historia. En ese relato, él se ve seducido por sus pinturas, sus dibujos, los personajes que él creó, y a su vez lo convencen de que, en la vida real, nadie va a aceptarlos. Entonces lo educan y lo cuidan para que sea su líder y padre... El mensaje para mí sería que no hay que tratar a los artistas como locos vagabundos. No creo que los líderes de algunas bandas puedan ser las voces de una generación sino que tal vez sean los artistascallejeros, o los que están encerrados en asilos. Por suerte, el ejemplo de una banda como la nuestra, obteniendo la atención de los medios, resulta reconfortante y esperanzador.”
Las intrincadas y voladas letras de las canciones de De-Loused... fueron escritas por Cedric y Jeremy Ward, quinto hombre oculto del grupo, encargado de disparar efectos y colorear con sonidos los extensos pasajes musicales que ocupan sus temas. El hecho trágico que se asocia a la historia es que Ward murió el 25 de mayo pasado, un mes antes de que el disco estuviera en la calle. Con sólo 27 años, su partida fue un golpe enorme para el grupo. “Nos afectó muchísimo, porque Jeremy también conoció a Julio, y ambos a su vez conocieron a otros artistas que murieron en El Paso. Tuvimos un pequeño grupo de fans que estaban conectados haciendo música, un poco extraña y no muy aceptada. Por eso, cuando estamos tocando es como una forma de rezo, de celebración. Nosotros no vamos a iglesias, ésta es nuestra manera de conectarnos con los espíritus de nuestros amigos que ya no están aquí”, cuenta en tono místico.
–¿Están haciendo algo nuevo en la música?
–Nosotros no estamos tratando de hacer algo nuevo, es lo que nos sale. Para nosotros es normal, como ponernos unos pantalones. Creo que no podríamos hacer la música que hacemos si la pensamos desde ese punto de vista. Sonamos poco normales en el pasado y creo que este disco es nuestro último intento para sonar normales.
–Cuesta encontrar bandas como The Mars Volta. ¿El miedo al riesgo está en los músicos por intentar algo diferente o en los sellos por apostar por este tipo de grupos?
–Creo que el problema está en ambos lados, porque es cierto que hay muchos grupos que no quieren exigirse. Están contentos con hacer música que simplemente les pague las cuentas. Sabemos que el dinero es útil, pero no es una prioridad para nosotros. También sé que hoy hay muchas bandas que valen la pena por ahí, como sucedió a fines de los ochenta cuando estaba plagado de “hair music” con grupos como Warrant, Winger o Extreme. Entonces después vino Jane’s Addiction o Nirvana. Ahora pasa algo similar, el mercado está lleno de grupos de nü metal o hip hop totalmente estériles o muchas bandas de pop. Mi hermana creció escuchando a New Kids On The Block, pero ahora que tiene 21 sé que ella no se interesa en cosas como ésas y hasta la incomodan. El problema es que ahora se ha vuelto a una tendencia similar de vender fantasías prefabricadas y ya no hay tanto rock real y sólido por ahí. Es mucho más fácil para los ejecutivos crear en una oficina una banda con chicos y chicas bonitos. ¡Ya no hay gente fea haciendo música! Y yo creo que nuestra música se trata un poco de eso.
–¿El respaldo de la prensa ayuda?
–No necesitamos a Rolling Stone o al NME para decirnos que unos tipos con pelo estrafalario van a ser la próxima gran cosa, porque no lo es. Si nos cortáramos completamente el pelo, seguiríamos haciendo música subversiva y pienso que necesitamos más gente que tenga los huevos para llevar esa actitud punk con la música y no hacer canciones para los catálogos o la industria de moda.
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