ELIOTT SMITH, ¿FUTURA
LEYENDA MALDITA?
Fue
Se suicidó hace dos semanas, y la noticia apenas tuvo lugar.
Ahora cabe preguntarse quién fue y por qué su obra perdurará
con el paso del tiempo. Opinan dos celebridades: Gus Van Sant y Beck
”Uno de mis antiguos novios conocía a Eliott, y tenía un
disco con sus primeras canciones. Con el tiempo, terminé haciéndome
fan de aquellos temas, y lo escuchaba todo el tiempo cuando estábamos
rodando En busca del destino. Por entonces ya había editado dos álbumes
más, y con ellos armé una banda de sonido provisional cuando editamos
la primera copia de la película. A través de aquel viejo novio
mío me contacté con Eliott, y lo invité a tomar un café
a mi casa, donde le mostré un video con la película. Le pedí
que no se shockease, porque sus canciones estaban por todos lados. Y le expliqué
que normalmente no le mostraría así la película, pero funcionaban
demasiado bien en ella. A Eliott pareció gustarle lo que vio, y aceptó
darme un permiso para usar sus temas. Mucho después de que todo terminó
me confesó que estaba agradecido por la experiencia, porque su madre
tuvo por una vez algo tangible para contarle a sus amigas sobre lo que hacía
su hijo. Que había tocado en la entrega de los Oscar una canción
que escribió para una película.”
El recuerdo del director norteamericano Gus Van Sant sirve para poner en perspectiva
la figura del cantautor Eliott Smith, oriundo de Portland, cuyo suicidio a los
34 años sorprendió hace dos semanas. Smith fue el cantautor sensible
de la escena grunge de los EE.UU., editando uno tras otro sus discos low-fi
con canciones grabadas de manera precaria hasta llamar la atención de
un director como Gus Van Sant y de un sello como Dreamworks, a través
del cual publicó sus últimos dos discos y planeaba editar el año
próximo por un sello independiente el demorado álbum doble titulado
From a Basement on the Hill. Con legendarios problemas con el alcohol y las
drogas durante toda su carrera, Smith fue encontrado por su novia el pasado
21 de octubre en su casa, con una puñalada en el pecho. Un comportamiento
irregular durante los últimos meses –debió cancelar más
de un concierto porque sus manos no le respondían– termina de cincelar
una leyenda maldita, que se retrotrae en el tiempo a las características
fatales de una escena largamente desaparecida, como la grunge, de la que Eliott
provenía. Nacido en 1969, Smith supo formar parte de la banda Heatmiser,
pero fueron sus canciones acústicas y deprimentes las que le hicieron
ganar un nombre propio, como si se tratara de un moderno e indie Nick Drake.
Su primer álbum fue Roman Candle (1994), al que le siguieron, ya en el
sello Kill Rock Stars, primero Eliott Smith (1995), que abre con una gema no
casualmente llamada “Needle in the hay”, que musicaliza una escena
de suicidio en el film Los excéntricos Tenenbaum. Su trilogía
acústica se completa con el maravilloso Either/Or (1997), al que le siguieron
los más producidos y heterogéneos XO (1998) y Figure 8 (2000).
No deja de sorprender que se haya escrito poco sobre su trágico suicidio,
un final mucho más cerca del canon de la cultura rock que otras trágicas
desapariciones de este año, como las de Joe Strummer, Warren Zevon y
Johnny Cash.
“Su fallecimiento es una terrible pérdida para mí y para
muchos de mis amigos, que lo conocían, trabajaban y se reunían
con él”, declaró Beck, que fue la figura principal de un
concierto en su honor realizado el lunes pasado en el Teatro Henry Fonda de
Los Angeles, con la presencia de Beth Orton, Bright Eyes, Grandaddy y Lou Barlow
de Sebadoh, entre otros. Según Beck, “no hace falta decir que era
uno de los mejores cantautores de nuestros días y un músico formidable.
En el último tiempo habíamos hablado un par de veces, y planeábamos
juntarnos a componer algunos temas. Nadie se podía imaginar lo que sucedería,
pero estoy agradecido al tiempo que alcanzamos a pasar juntos durante algunas
giras. Lo vamos a extrañar, y las ramificaciones de su ausencia van a
sentirse durante mucho tiempo” M.P..
LLEGA PEACHES, MALA SEMILLA
Será
Los promotores de su show en Buenos Aires de este sábado a la noche -será
el único artista que llega luego de presentarse en el TIM Festival de
Río de Janeiro– prometen una revancha para quienes se perdieron
las idealizadas presentaciones porteñas de The Police y Mano Negra, en
aquellos momentos bandas apenas conocidas fuera de un círculo mínimo.
¿Será para tanto lo de Peaches, la cantante canadiense que shockea
en escena con una performance hot? Sus dos discos (The Teaches of Peaches y
el reciente Fatherfucker), repletos de rapeos sexuales y beats tecno primitivos,
pueden ser una buena medida para imaginarse de qué va esto. Merrill Nisker
–así se llama– no se calla nada: en sus canciones habla de
coger hasta que se vaya el dolor (“Fuck the Pain Away”) o de su
bisexualidad (“I U She”). “Toda mujer que conozco ha besado
a otra chica, pero no todos los varones han besado a otro chico, y creo que
les hace falta. Te ayuda a darte cuenta de quién sos”, aconseja.
Y agrega, explícita: “Quiero decir, no me di cuenta de que chupar
conchas estaba bueno hasta que chupé una”.
Merryll/Peaches tiene 35 años, fue maestra de música ¡en
un jardín de infantes!, y se desviven por trabajar con ella artistas
como Iggy Pop (se devolvieron atenciones en sus últimos discos), Pink
(Peaches rapea en su futuro álbum), Marilyn Manson (saldrán juntos
de gira) y la mismísima Britney Spears. Pero a ella le dijo no: “¿Qué
podía escribirle que no fueran a lavar?”, se preguntó Peaches.
Hasta cierto punto, a la señora Duraznos se la puede acusar de usar el
escándalo como modo de promoción, pero nadie le podrá decir
que es poco inteligente. Aunque algunos la vean empeñada en ser políticamente
incorrecta, su empresa, dice ella, es la de igualdad: “Si decimos ‘motherfucker’,
digamos también ‘fatherfucker’; si decimos ‘sacudan
las tetas y el culo’, digamos también ‘sacudan las pijas’.
¿Alguien le preguntaría a 50 Cent por qué prefiere tener
sexo en lugar hacer el amor? Ese es otro ejemplo de mentalidad de ghetto: él
puede decirlo porque es un sucio rapero negro, pero yo no porque soy una chica
blanca y judía”. R.C.
Peaches se presenta el sábado a las 22 en Unione e Benevolenza, salón
El Sótano, Perón 1372. Las entradas cuestan 25 pesos.
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