POR EUGENIA GUEVARA

La noche del 20 de diciembre de 2001 en Morón, los chicos de La Productora (una editora independiente de historietas) miraban en un televisor chiquito lo que pasaba en Plaza de Mayo. Algunos querían ir para allá, otros decían que no, que los iban “a cagar a tiros”. Que era mejor quedarse. Después se les cortó la luz. Hacía calor y salieron a la vereda. No podían trabajar, no tenían plata, vivían en un país sin oportunidades y trataban de sostener La Productora después de dos años y siete revistas editadas. “Esa noche nos atravesó la realidad política. Estábamos shockeados y decidimos que teníamos que hacer, por primera vez, algo testimonial para volcar todo eso que estábamos sintiendo”, dice Angel Mosquito cuando recuerda el momento germinal de Carne argentina, el libro que reúne siete historias que escribieron, dibujaron y publicaron en caliente, inspirados en sus vivencias aquel amargo fin de año. Los saqueos, la represión, el corralito, la psicosis, el éxodo y la bronca fueron retratados de modo catártico y crudo en el libro editado en España en mayo del 2002 por el sello Undercómic. Recién ahora, luego de fallidos intentos de rescatar 300 ejemplares ibéricos que llegaron al puerto de Buenos Aires en julio del año pasado (resultaba más caro retirarlos que afrontar una nueva edición), La Productora (Mosquito, Mallea, Jok, Carlos Aón, Gervasio, Luis Guaragna y José Mazzone) decidió asumir el riesgo y acaba de editar la versión local de Carne argentina (*).
Las siete historias de Carne argentina (la mayoría de ficción y algunas reales) presentan personajes comunes con rutinas que se ven alteradas, en mayor o menor medida, por la crisis económica y sobre todo moral que desencadenaron el estallido social y finalmente, la caída del gobierno de Fernando de la Rúa. En Los devoran los de afuera (Mosquito) y Los inadaptados de siempre (guión de Mallea y dibujos de Carlos Aón), los pobres se enfrentan con los pobres como una forma natural de preservar lo poco que tienen. En la primera ocurre así: dos hermanos, uno peón de albañil, el otro repositor de supermercado, se encuentran involuntariamente en bandos opuestos durante un saqueo digitado por una puntera política. En el segundo relato, los habitantes de barrios vecinos se arman como pueden para defenderse los unos de los otros, atemorizados por el vaticinio de mutuas depredaciones. En Los colores del campeón de Jok, Uno de los pibes de Diego Agrimbau y Dante Ginevra (ex miembros de La Productora) y El corralito, escrita por Federico Reggiani y con dibujos de Gervasio, se exponen avatares, angustias y miserias provocadas por el desastre económico. La represión de Plaza de Mayo tiene su testimonio plástico en 20-12-01 de Mallea y Perché de Luis Guaragna (que vivía entonces en Italia), y agrega la visión de quien se fue y vivió desde lejos, ese momento de caos y confusión.
La Productora se fundó en 1999 cuando se disolvió la Asociación de Historietistas Independientes (AHI) y funciona como una cooperativa de guionistas y dibujantes que, sometidos al consejo y el control de calidad del resto del grupo –los sábados, en el taller, cada uno presenta sus ideas al veredicto de los demás–, publican aproximadamente cuatro revistas por año. En el 2003 fueron sólo dos: Perfecto (Jok/Ginevra) y Resurrecto (Luis Guaragna). Mientras tanto, acaban de incorporar a su imperdible página (www.laproductora.com.ar) un foro donde los lectores pueden opinar sobre el presente de un género que supo ser glorioso en la Argentina.