EL DICHO / EL HECHO
“Pichicato, me gusta el pichicato. Me gusta la pichicata, uy, no. A ver si me pasa lo de Andrés... Qué linda noche para chuparse una pija”, sentenció Charly García, en una cálida noche campestre, en referencia al juicio en su contra que sufre el cantante Andrés Calamaro. Durante su show en el Festival Campo Konex realizado en la localidad de Carlos Keen, al oeste de Buenos Aires, García hizo esperar a unos 5 mil espectadores tres horas y media. Después dijo: “Yo no llegué tarde, vine cuando quise”. Cuando aterrizó, no sólo se refirió a Calamaro, sino que prendió el ventilador en otros sentidos: “Rial y Viale son unos repelotudos, son los culpables de lo de Cromañón”. Y agrandó su ego diciendo: “Yo soy un vicio más, yo, Maradona y algún otro más”. Después parafraseó a Diego Torres al cantar Asesíname: “Esto es color desesperanza”, sentenció.
Debe ser la primera vez en la historia del rock local que un manager queda procesado por la muerte de personas, tal el caso de Diego Argañaraz, quien trabajaba con Callejeros. Desde esta semana, Argañaraz comparte celda con Omar Chabán, el responsable del boliche donde, se sabe, murieron 192 personas. La acusación más grave contra el manager fue formulada por el padre de Romina Branzini, que falleció en el incendio y era la mujer de Argañaraz. César Branzini se preguntó: “¿Cómo no sabía que las puertas de Cromañón estaban cerradas, si el día anterior hubo un problema y el día antes, cuando tocó La 25, también hubo un principio de incendio y siguieron las puertas cerradas? Según Branzini, Argañaraz era el responsable porque “el conjunto se hacía cargo de todo lo que sucedía en los recitales”.
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