Jueves, 21 de abril de 2005 | Hoy
EL DICHO / EL HECHO
EL DICHO
“Quiero pedirle disculpas a Calamaro.” La frase se dijo dos veces durante el juicio oral y público por la bendita historia del porrito: primero la pronunció la jueza Beatriz Aparicio, después el fiscal Carlos Dulau Dum. Por supuesto, el proceso terminó con la absolución de Andrés, por considerar que los dichos del músico no constituían apología de las drogas. Hubo dos momentos que quedarán en la memoria: el primero, cuando Calamaro se sentó frente al micrófono y le dio un par de golpecitos para ver si funcionaba (costumbre de cantante, que le dicen); el segundo, cuando el único testigo citó, sin querer, un disco y una canción de Los Rodríguez, Palabras más, palabras menos. La semana pasada, el No anunció que se iba a tratar de un juicio ridículo. Y lo fue, nomás.
EL HECHO
Esa misma noche, el cantante desprocesado pisó el escenario en la primera de sus tres citas de regreso a Buenos Aires: con el aporte de los músicos de la Bersuit y una serie de invitados que fue de Juanjo Domínguez a Juanse, pasando por Javier Calamaro y Andrés Ciro Martínez (quien, en su regreso a tablas tras la operación de rodillas, curó el síndrome de abstinencia afilando la armónica, cantando Alta suciedad y arengando a la gente), Calamaro se mostró en su salsa y rindió a la multitud. Hubo canciones de Alta suciedad, Honestidad brutal, El salmón y El cantante, más dos clásicos Rodríguez (Para no olvidar y Mi enfermedad), un homenaje a Pappo con Desconfío y Tren de las 16, dos tangos y un final con Costumbres argentinas que hizo temblar el Luna.
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