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La primavera tiene ese no se qué que altera las hormonas. Y vuelve un lugar común eso de los amores fugaces, rapiditos y al pie. Hay que celebrar entonces que, dada la fama calentorra de la estación, aparezcan en la vía pública tímidas –casi invisibles– campañas de prevención del vih sida y divertidos mensajes comerciales de los fabricantes de forros. Lástima que en el afán por ser ingenioso se pierda lo fundamental, es decir, llamar a las cosas por su nombre. “En esta primavera no uses el lápiz sin la goma”, dice una publicidad, loable en su cometido pero sin siquiera una mínima ilustración que nos indique que el lápiz es el pene y la goma, bueno, el forro. Pero ya sabemos, los jóvenes –hablo de los varones, porque las chicas parecen estar pintadas– son despiertos. Qué es lo que entienden es una incógnita, no sólo porque hay pocos ámbitos todavía en los que ellos puedan hablar libremente, encontrando palabras para decir pene, pija, concha, vulva, por acá, así no, chupame y todas esas cosas lindas de la vida, sino porque siguen cogiendo sin forro. ¿Cómo explicar si no que el vih sida siga su ritmo ascendente de nuevas infecciones? ¿Cómo se entiende que además otras enfermedades de transmisión sexual –o genital, para ser correcta– hayan tenido un inesperado rebrote en los últimos cinco años? “Si esta primavera salís, ponete el gorro en la cabeza.” Ja. ¿Será que hablan del agujero de ozono? Los creativos de publicidad no paran un instante. Igual no es a la empresa Tulipán a quien hay que pedirle claridad en los mensajes. Es el Estado el que debiera ser más activo en la prevención del vih sida, con mensajes claros o directamente explícitos. Hay unos lindos gráficos que hizo el Gobierno de la Ciudad, lástima que no se los vea suficiente. O se los vea 10 mil veces en la tanda de programas que hablan de sida y no en los que se supone que ven los pibes, como Rebelde Way –mal que nos pese– o los muchos canales de música, o tantos otros en los que coger es un tema recurrente, pero de forros, ni hablar.