Jue 07.02.2002
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CONVIVIR CON VIRUS

Convivir con virus

› Por Marta Dillon

No se cuántos años tiene Marinda. Sé que vive en un barrio marginal en los alrededores de La Plata y que participa en un taller en el que se buscan estrategias para hacer efectiva la prevención del contagio por vih. Sé que la coordinadora de ese taller es Mirta Bruno y que cambiando algunas cartas electrónicas nació la propuesta para que desde ese taller, las mismas chicas que participaban, relevaran en su barrio el cómo y el porqué de los “escrachos”, esos tatuajes caseros que, se les ocurría, podían significar otra vía de contagio. Hace pocos días llegaron por correo, en papel manuscrito, unas cuantas historias que sólo puedo transcribir. Este es un fragmento de la que escribió Marinda: “Claudia, ya con 22 años regresó a Uruguay (su país) y conoce a Marcelo, su segunda pareja, esta convivencia dura cinco años y hasta ese momento iba todo bien. Marcelo recibe la visita de su primo David que viene de Brasil. Marcelo propone hacer una reunión con la llegada de su primo, donde se reúnen Claudia, su hermana Karina con 16 años, Marcelo y David. David le pide a Marcelo que le haga un tatuaje de una rosa y Marcelo le pregunta ¿qué significa para vos? y él le contesta irónicamente ‘VIDA’. Ni Marcelo ni David toman medidas de precaución. Marcelo decide tatuarse con las mismas agujas atadas con un hilo el nombre de Claudia cerca de su corazón. Cuando Claudia estaba embarazada de dos meses Marcelo decide dejarla sin darle explicaciones y Claudia no entiende por qué la dejó, ella decide seguir sola con su embarazo. Después de siete meses nace su hijo Matías, nace con problemas de salud. Ella recorrió todos los hospitales buscando respuestas. Claudia decide viajar a Buenos Aires con su bebé de 3 meses y traerlo al Hospital Garrahan; allí le hacen todos los estudios al bebé y le dan una serie de medicamentos y los doctores le piden que vuelva con su bebé dentro de 3 meses para un nuevo control, ella regresa y los doctores le preguntan ¿mamá, usted sabe lo que tiene su hijo? y ella dice no y los doctores le confirman que su bebé es portador de vih. Claudia llora desconsoladamente y confundida al no saber cómo se contagió. Los doctores le dicen para que se tranquilice que su bebé se pudo contagiar por una transfusión de sangre. Ella decide hacerse el análisis, con 25 años se entera de que es portadora. Claudia empieza a retroceder buscando respuestas, conoce a los padres de David y ellos le cuentan que murió de sida. Claudia recuerda la noche de la reunión cuando David y Marcelo se hacen los tatuajes con las mismas agujas. La noche de la reunión Claudia recuerda que David le ofreció hacerse un tatuaje a Karina y Claudia reaccionó y le dijo con las mismas agujas no, hoy Karina con 21 años le dice a su querida hermana Claudia ¡cómo fuiste capaz de protegerme y no protegerte a ti misma! (...) Claudia dice que el vih-sida viene con un disfraz. Porque conocés a una persona tan linda y tan sana por fuera y sin querer te contagiás. Claudia comenta sobre sus tatuajes que cuando hacían razzia en el baile la llevaban a ella por averiguación de antecedentes, le preguntan si estuvo en la cárcel, si sos drogadicta y quién te hizo los tatuajes. Y cuando va a una entrevista de trabajo siempre ropa de mangas largas”.

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