Jue 09.05.2002
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Todo x 1,99

LA GIRA DE LOS 40 AÑOS DE LOS ROLLING STONES
“¿Cual es el problema?”
Jagger: El concepto es una gira de rock, hecha por una banda de rock con guitarristas. No vamos a reinventar la rueda.
Richards: ¿Es una cuestión de cuánto espectáculo querés, o puede ser un show limpio y hermoso? Quiero decir, ¿cuántas muñecas podés hacer explotar? Los estadios son excitantes, si eso es lo que vas a hacer. Mick es tan buen showman en los grandes escenarios, que también puede hacer su trabajo en tu mesita de café y ser mejor que todos los demás porque así es como empezamos, en clubes que tenían un escenario del tamaño de un plato de leche.
Jagger: Puede ser que haya ciertas canciones para los shows grandes. Para los más chicos, puede ser diferente. Y tengo varias ideas para recitales temáticos. Por ejemplo, se puede hacer un show de los ‘80. ¿Por qué no? También se puede hacer un show de los ‘60, o de los ‘70. O una noche de blues. O un álbum completo... Necesitaremos una semana de ensayos para saber si eso realmente va a suceder.
Richards: ¿Cuál es el gran problema de seguir trabajando? La edad del retiro es a los 65, y eso en un trabajo normal. El nuestro no lo es. Hago lo que sé hacer.
Jagger: Tenés que probar que todavía tenés el hambre, la energía y la habilidad de hacer el trabajo. No estoy bromeando... Te preguntás: ¿todavía estoy en condiciones de hacerlo? ¿Cómo estoy físicamente a mi edad? ¿Cuán difícil será?

Textuales de los abuelos Stones, al anunciar la gira mundial del 40º aniversario de la banda de rock más grande del mundo. El tour comenzará el 5 de septiembre en Boston y recorrerá 21 ciudades de los Estados Unidos. En algunas de ellas, lo harán en estadios de fútbol americano y/o arenas, y/o teatros y/o clubes, con entradas que costarán –según la ubicación y el lugar– 25, 75, 100, 150, 250 y 300 dólares. Multipliquemos por tres y picos y sabremos que son muuuuuuuuuy caras para el devaluado bolsillo argentino. Porque ni soñar con que vuelvan a Buenos Aires... ¿O sí? Por el momento se confirmó que, luego de EE.UU., tocarán en México, Australia, Japón y, por primera vez en la historia del grupo, en China. Junto con la gira habrá varios lanzamientos, aunque ninguno merecería el rótulo de “nuevo disco”. A saber: un disco doble con 40 canciones de todos los tiempos, que tal vez contenga alguna(s) nueva(s); la reedición de los discos de la década del ‘60 en sus versiones inglesa y americana; y una caja con “rarezas” e inéditos. Como puede comprobarse, la maquinaria ha sido puesta en marcha una vez más.

“PASTILLAS”, UNA OBRA PSICODELICA
Che,¿eso pega?
Las caritas de reviente de los personajes, lo retorcido y caprichoso de sus derroteros, los estallidos de humor y dramatismo, las fugaces saturaciones de color y el propio título de la película, Pastillas, no mienten: se trata de una demostración psicodélica. La obra, dirigida, escrita y protagonizada por Ruy Krygier en casero formato de video digital, sólo costó lo que los casetes. Y cuenta la historia de un conde involucrado en un escándalo con dos muchachas y dos mil píldoras, y por la que pasan toda clase de criaturas: un afable narcotraficante árabe, un abogado sacado, policías seminudistas, máscaras de goma, un ruin dealer barbado, hare krishnas no rapados, un vendedor de arañas... O sea, una comparsa de freaks. El condimento rocker lo dan las breves apariciones del big brother Axel Krygier, Kevin Johansen, Pol Medina y Andy Chango, en el pícaramente olmedeano papel de... ¡policía antinarcóticos! Ruy (29 años, director de tres cortos anteriores, y actor en Garage Olimpo) explica al No: “No es una película en defensa de nada sino que toma a la psicodelia en términos de mundo paralelo, de atmósfera, de irracionalidad que hace saltar a la lógica. Quizás alguien acostumbrado al cine comercial puede sentirse medio perdido si la ve. Tiene chiste de película psicodélica, un poco de parodia, como las películas con Peter Sellers o Ringo Starr. Cuando la gente vea el nombre ‘Pastillas’, seguramente va a pensar en drogas; pero tiene que ver también con la idea de escenas breves, cortas y fantasiosas. Es un nombre pegador”. J.A.
Pastillas se estrena este lunes, a las 21, en el Cine Cosmos. La entrada es libre y gratuita.

UN MUSICAL CONVERTIDO EN PELICULA, ESTRENO DE HOY
Pintame los labios
Como película, Hedwig and the Angry Inch es una especie de hija ilegítima procreada en secreto entre The Rocky Horror Show y Velvet Goldmine. Como la primera, es la adaptación fiel de un musical underground de culto, que al pasar al cine pasó a la historia. Y cuyo protagonista también se pasea en escena vestido de mujer. Como la segunda, es un abierto canto de amor al glam, su travestismo y extremo romanticismo. Pero, al mismo tiempo, es todo lo que Velvet Goldmine prometió y no quiso ser. Porque mientras que la obra de Todd Haynes funciona como el oscuro despertar de un sueño rocker, Hedwig... es apenas la puesta al día de un musical con Iggy Pop, David Bowie y Lou Reed en la cabeza a la hora de escribirlo. Y así es como funciona.
Sorpresivo estreno de hoy (en muy pocos cines y en video, lamentablemente) en la cartelera porteña, Hedwig... es obra del debutante John Cameron Mitchell, guionista, director y protagonista principal de una obra que es, entre otras cosas, un estudio sobre el exilio de un país y del propio cuerpo. Su trama recorre la historia de un niño nacido en Berlín justo cuando se construyó el muro, criado con fuertes dosis de glam, y que debió operarse de apuro para escapar del lado equivocado casado con un militar norteamericano. Pero la operación fue tan de apuro que salió mal, dejando una pulgada enojada –”the angry inch” en cuestión- allí donde estaba lo que ya no debía estar. Con muy buen sentido del humor para recorrer la historia del pop –del glam para acá– tanto en canciones como en peinados, la película de Mitchell es un musical irónico pero emocionado, más cerca de Un fantasma en el paraíso que de Spinal Tap. Y de visión obligatoria, a pesar del formato video en que se lo exhibirá. M.P.

ALACI, CONSECUENCIA DE LOS BRUJOS
Gracias, Casio
¿Se acuerdan de Los Brujos? Después de su disolución en 1998, poco se supo de quienes formaban el sexto que patentó la palabra beatcore en el diccionario rocker argentino. Incluso hubo un intento (fallido) de continuidad, impulsado por cuatro de ellos. “Hicimos un recital instrumental, pero después todo se fue pinchando”, le dijo al No Alejandro Alaci, uno de los que formaba parte de la última encarnación. Alaci –en otros tiempos Siderdalegao, Mosko o X-Mental– naufragó un buen tiempo sin horizonte hasta encontrar su norte: armó un grupo con amigos (Gabriel Guerrisi, otro ex Brujos; Gabo, bajista de Babasónicos y Leonardo Santos, baterista de Victoria Mil) y editó un disco que, por ahora, sólo vende en recitales. El grupo de llama Alaci y el disco también. “Todo nació con la compra de un teclado, un Casio muy ochentoso por sus bajos sintetizados con el que empecé a trabajar en la portaestudio. Desde que dejé de tocar con Los Brujos, mi costumbre fue componer temas con guitarra, que ahora trasladé al teclado, experimentando y grabando bases solo, y entrando en una etapa compositiva intensa. Sin darme cuenta, empecé a ver que podía hacer un disco. Los chicos tocaron arriba de las bases y salió todo bien: de una manera muy rara y experimental, como me gusta a mí.”
El disco fue masterizado por Daniel Melero –productor de los dos primeros discos de Los Brujos– e incluye un track interactivo y 11 temas, algunos con reminiscencias brujas.
–A la distancia, ¿pudiste elaborar en positivo la separación de Los Brujos o te dejó un sabor amargo?
–Creo que era una banda que daba para más, pero también siento que nunca cuajamos bien. Fuimos un grupo muy extraño, al cual nadie pudo ponerle un rótulo. Nuestro mayor mérito fue ser raros y auténticos, hacíamos lo que queríamos en eso de llevar la idea más loca al límite. Es más, creo que por eso fue muy difícil sostener la banda durante 10 años. Necesitábamos cambiar constantemente, cuando se sabe que las relaciones personales desgastan e impiden cambiar. Supongo que hay mucha gente enojada con Los Brujos porque no tocan más, pero todo tiene su ciclo. Siempre fuimos muy naturales y sabíamos que cuando se acabara lo que teníamos adentro, terminábamos. Y así fue.
CRISTIAN VITALE

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