Existen artistas que tienen tan poco para decir que su aporte más generoso a la historia del rock sería no legar nada. Por suerte, también hay quienes hacen rock con contenido: músicos cerebrales con argumentos teóricos de acero y hormigón, capaces de fundamentar con la palabra hasta al más insípido solo de toc-toc. Ciudadela tiene su propio prócer del rock conceptual, un verborrágico songwriter conocido como Camelero, cuyo gran hit es su discurso. Ha logrado el dudoso mérito de que conversar con él sea más atractivo que escuchar su música. En sus shows, cuando habla entre canción y canción, resulta cautivante. Pero cuando toca, la gente se distrae, aprovecha para ir al baño o se aburre sin obstáculos.
Gracias a su virtuosismo verbal, estuvo a punto de grabar un álbum en dueto con Fito Páez (Bla bla bla, iba a llamarse). Hasta el momento, Camelero autogestionó dos discos, ambos de evidente riqueza conceptual. El primero, Guarda con la vanguardia, fue grabado íntegramente con instrumentos hallados en basurales o comprados a cartoneros, lo que generó resultados algo rústicos, debido a las limitadas posibilidades de un diapasón sin cuerdas o de un bombo con parche roto. Su segundo disco, Izquierda o mierda, también dispone de un concepto arriesgado, ya que todos los músicos que participaron en él son zurdos, o sea, diestros en el manejo de la mano izquierda. Salvo uno: la imposibilidad de conseguir un zurdo que tocara el charango obligó a Camelero a conformarse con un charanguista afiliado al Partido Comunista.
Por desgracia, sus recitales son cada vez más esporádicos merced al inesperado filón comercial que Camelero descubrió como monologuista en teatros independientes.

* Cualquier parecido con la realidad, es culpa de la realidad.