A veces la experiencia rockera pasa por la imitación; y no es plagio sino vocación de ser espejo del ídolo. La voluntad de disfrazarse del objeto de amor dio luz al festival El Ataque de los Clones, en el que participarían bandas-beatle (Danger Four, The Beats), bandas-queen (Dios Salve a la Reina, Dr. Queen), la banda-floyd Umma Gumma y otros grupos de covers como Plomazo (tributo a Radiohead) y Ladris (tributo a La Mosca). Pero entre todas ellas, ninguna llegó tan lejos como The Bis, la banda-homenaje a The Beats.

“Esos cuatro genios son nuestros máximos referentes, mitos vivientes e inmortales que marcaron a varias generaciones y cambiaron el mundo... el mundo de las bandas de covers”, dicen los Bis sobre sus venerados Beats. “Soñamos con convertirnos en réplicas exactas de ellos”, expresa Paulo, zurdo cantante de The Bis, que reconoce que si hubiese tenido nariz aguileña, acaso habría encarnado el rol del guitarrista Diego Pérez, el Lennon de los Beats. Pero a no confundirse: Paulo no imita a McCartney sino a Patricio Pérez, el George Harrison de The Beats.

Los Bis contemplan cada mohín escénico de The Beats; sus instrumentos, sus peinados, su ropa, su caradurez y sus “yeah, yeah, yeah”. Y es un fanatismo genuino: para los Bis, los Beats son mejores que los propios Beatles, a quienes llaman “un invento del periodismo inglés, tipo ‘Operación Triunfo’”. La pasión plantea una paradoja: los Beats revelan chispazos de su verdadera identidad cuando la imitación les sale mal; muestran quiénes son precisamente en sus errores durante su clonación de los Beatles. Y por eso, los Bis copian con mayor entusiasmo aquellos gestos específicos de los Beats, en desmedro de los rictus definitivamente Beatles. Por lo que, como resultado, los Bis se parecen más a los Beats que a los Beatles.

Debajo de sus flequillos, los Bis desafían: “Los Beats son tan buenos que hasta salvaron verdaderos bodrios beatle como Let it Be o Yesterday”.

* Cualquier semejanza con la realidad es purísima coincidencia.