Jue 03.11.2005
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LA BANDA QUE NUNCA VAS A ESCUCHAR › LA BANDA QUE NUNCA VAS A ESCUCHAR

Hoy: Mimo Sampler, tecno-clown

› Por Javier Aguirre

“Los mimos somos gente muy perseguida”, admite Marcelo Marsó, obeso clown y frontman de Mimo Sampler, el dúo que hace de su obra una encendida defensa de los sujetos maquillados de blanco, cuyas mudas performances son ricas en cejas levantadas y labios haciendo trompita.

Si bien actualmente el público rockero, más por analgesia que por tolerancia, ya no se escandaliza si Almafuerte y Miranda! comparten escenario en un festival, la capacidad que tienen los mimos de despertar furia en mucha gente los ha convertido en una excepción: los Mimo Sampler son la banda favorita para los fanáticos del casi extinto arte de arrojar botellas, monedas y restos de comida a los músicos. “Nos han tirado más frutas que a Melero y Los Encargados en el B.A. Rock, más barro que a INXS en el ‘85, más escupidas que a Flema en Cemento y más vibradores que a Navarro Montoya el día del partido Boca-Independiente”, asegura, calculadora en mano, la otra mitad de Mimo Sampler, el flaquísimo Marcelo Mimelli, a quien todos llaman “el Chelo Delgado”, para diferenciarlo de su compañero y tocayo, el robusto Marsó.

“Antes, los mimos éramos los únicos artistas callejeros –explican–, pero ahora hay mucha competencia –malabaristas, estatuas vivientes, maniquíes que bailan tango, collas que tocan Submarino amarillo con charango, acordeonistas rumanas sub-12–, así que decidimos meterle música electrónica a nuestro espectáculo; porque está comprobado –por un estudio que hicieron en Estados Unidos– que si a cualquier porquería vieja le metés música electrónica, ya está, ya es moderna.”

Naturalmente, la música del dúo de mimos es instrumental; sobre los loops texturados y las oscuras programaciones de Mimelli, el frontman Marsó realiza sus mudas rutinas gestuales. Así, todas las canciones de su único álbum –Píntame de blanco, 2004– tienen títulos que aluden a los típicos números de los mimos, como Estoy cargando un objeto pesado imaginario, Estoy tirando de una soga imaginaria, Estoy limpiando un vidrio imaginario o Estoy siendo sodomizado por un violador imaginario.

* Cualquier semejanza con la realidad sólo podrá ser documentada con escuchas telefónicas, y para recurrir a tal método es menester disponer de autorización judicial.

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