Si alguna vez el rock resultó corrosivo, combativo o urticante, hay bandas decididas a cambiar ese estigma. Como los imperdibles Buena Gente, oriundos del barrio de Belgrano, bien pensantes, gentiles y dispuestos hasta las últimas consecuencias a que su música evite cualquier roce o posible expresión ofensiva. Sus composiciones son ricas en eufemismos como “no videntes” para referirse a los ciegos; “tercera edad” para mencionar a los viejos; “rockeros con capacidades diferentes” para aludir a los rockeros discapacitados; “cesación frecuente de vidas” para hablar de asesinatos seriales o “vertido de néctar digestivo” para nombrar escupidas, vómitos y diarreas.

Su corrección política no es sólo compositiva: suben al escenario siempre recién bañados y tocan en volumen bajo para no molestar a los vecinos. Aunque su obsesión por no herir susceptibilidades acaso haga agua a la hora de los covers, en los que incurren en el exceso, sino casi en la censura. Por ejemplo, al revisitar Me cago en la yuta, de Comando Suicida, aquel hit inicial del punk argentino, cuyo inolvidable estribillo decía “yuta, yuta, yuta; yuta hija de puta”; que en la versión de Buena Gente adquiere el título de Descreo de la Policía Federal argentina, y adapta la visceral letra original a versos menos ofensivos: “poli, poli, cía; no eres nuestra amiga”. La lista de covers “suavizados” no concluye ahí: se le animan a Putas, putas, putas, de Villanos; que se convierte en Novias, novias, novias. A La argentinidad al palo, de Bersuit, que aparece como La argentinidad erecta. A Putita, de Babasónicos; presentada como Pequeña trabajadora callejera. O a Sacate la mierda, de Carajo, que muta a Liberate de la materia fecal, y que en los créditos figura como original del grupo Caramba.

Aunque ya son un fenómeno de público en ONGs y en los clubes más idealistas del circuito hardcore, muchos los acusan de edulcorados y de limar las caras más espinosas del rock. Pero ellos no arrugan y ya anuncian para el invierno de 2006 un nuevo disco, titulado Que nadie se enoje.

* Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia; aunque vaya uno a saber...