Como ya ha pasado con tantas otras bandas, los músicos que luego formarían Tediosos se conocieron en un recital: el unplugged de Autehead, la banda que tributa al mismo tiempo a Luis Eduardo Aute y a Radiohead. Jóvenes, díscolos y acaso defraudados por lo divertidísimo de aquel show, se propusieron armar “un grupo que rompiera con la dictadura de la excitación y la euforia del rock argentino”. Así dieron luz a un proyecto insoportable, con texturas que se deshilachan canción a canción y letras reiterativas, desabridas y cantadas con nula emoción. Tanto que, según el blog www.zzzzzz.com.ar –especializado en rock aburrido–, “marcan un antes y un después en la historia universal del sopor”. Los Tediosos no se callan: “Queremos romper con el prejuicio de que el rock es vibrante y emotivo”. Y lo logran: conocidos como “el tranquilizante del rock”, escucharlos es tan desesperante como ver una película iraní el mismo día y a la misma hora en que jugaban Alemania-Argentina por el Mundial.

Pero justamente en su abulia parece residir su encanto; ya que su único álbum, titulado Nueva dimensión del concepto de bodrio, generó en su natal San Isidro toda una revolución (aunque de apatía y modorra). “Muchos grupos ahora nos copian –denuncian–, pero son demasiado entretenidos como para alcanzar el nivel de aburrimiento que nosotros somos capaces de generar.” Aunque ellos no den nombres, se refieren a otras bandas de Zona Norte como Song-nífero, Los Plomos, The Almohadas o Arrorróck (célebres en la escena por terminar sus shows quedándose dormidos en el escenario). Pero todos ellos, al lado de Tediosos, son una mezcla de los Sex Pistols con Guillermo Francella.

Lo más emplomante de Tediosos aún está por venir: a pesar de que tienen versos de alta capacidad de hastío (como los del hit Yo ronco, que musita: “Si ves que duermo/ como un tronco;/ y oís un cuerno,/ soy yo, que ronco”) prometen un nuevo disco instrumental, en el que se animarán a “las zapadas más inaguantables del mundo”, y que llevará el nombre Bosteza(pa)ndo”. Para escuchar bien descansados.

* Cualquier parecido con la realidad, conviene desconfiar de uno.