Jueves, 12 de abril de 2007 | Hoy
LA BANDA QUE NUNCA VAS A ESCUCHAR
Por Javier Aguirre
Hay bandas de rock cuyo motor creativo no está, desgraciadamente, en el llano y cristalino amor a la música sino en la posibilidad de usar la música como un mero mecanismo para obtener dinero, fama, sexo, gloria, mansiones, drogas, contrataciones a eventos del tipo Buenos Aires Vivo, yates, ropa, instrumentos musicales, autos, motos, electrodomésticos, campos, joyas, entrevistas con Susana, entrevistas con Mirtha, entrevistas con Marcelo, dinero, e invitaciones a festivales benéficos contra el hambre en Somalía, contra la pobreza en Haití o contra los días nublados en Suiza. Se trata del temible pop comercial, con sus variantes de hard rock comercial, reggae comercial y “trash-greencore-drum’n’bass-gótico—industrial comercial” (considerada por lejos la menos comercial).
Ese objetivo mercantilista disfrazado de expresión rockera es encarnado hoy por el quinteto pop Soja Stereo. Liderado por los hermanos Iggy, Keith y Axl Anchorena (hijos de latifundistas bonaerenses que triunfaron gracias al boom sojero), Soja Stereo cuenta con un aparato promocional tan fuerte que los convirtió en una de las bandas favoritas de fiestas de canales de TV de aire, periodistas de suplementos jóvenes, radios que pasan sólo cinco canciones y publicidades de yogures bebibles para personas secas de vientre.
Los cortes de difusión de Soja Stereo resultan inevitablemente bien recibidos, ya que sus estribillos están llenos de golpes de efecto, sus melodías son festivas y, encima, aunque apenas editaron su primer disco el mes pasado, ya llevan grabados más videoclips que Michael Jackson, Shakira, Duran Duran y las Spice Girls juntos. Sin embargo, el consumidor de rock más sagaz y principista inferirá el tufillo comercial que contamina su obra, en especial en temas como Marche un contrato, Dejé la carretilla en la boletería o Por cada canción, una 4x4 nueva, cuya letra sostiene: “Yo no quiero tener plomos,/ ni luthier, ni sonidista;/ prefiero que quien me asista/ sea el mejor contador./ Lo lamento por los rockers,/ por Cerati, Charly, Mollo./ El rock es un parripollo,/ y yo facturo por canción”.
* Cualquier similitud con la realidad, es 40 por ciento de pura coincidencia y 60 por ciento de mera casualidad.
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