CUCHá, CUCHá
Lo que el título dice es lo que la música propone. Chinelas Persas, banda ajena a la ansiedad del éxito fácil, edifica con paciencia de artesano su propio mundo. Reminiscencias mágicas, etéreas –extractadas de algún esquivo hueco del inconsciente– se manifiestan a través de un fino ensamble instrumental. Letras algo apocalípticas, algo abstractas (“El especialista es / aquel que puede volar / volar, y desafiar las leyes de la gravedad”). Mucho slide largo y onírico -–casi Floydiano–, ecos y tacto, exacto, para describir pasajes surrealistas (Las paredes están anguladas). Banda atípica. Música para bailar la danza de círculos misteriosos y una máxima que da coherencia al todo: “No da marcha atrás quien está atado a una estrella”. www.chinelaspersas.com.ar
El prospecto de la lámina interna indica “ingerir una dosis auditiva del disco en caso de sentirse infeliz o creer que las cosas que lo rodean son injustas e innecesarias”. Pero las contraindicaciones son un riesgo: La Conexión –el remedio– es pop-rock sin demasiadas luces ni sorpresas. Gélido para corazones calientes y caliente para corazones gélidos. Música que va por el medio y, mientras camina, no puede esquivar las tramperas de la creación. www.la-conexion.com.ar
Ricky, Lucas, Marcky y Pablo hacen punk-rock adolescente. Simple y primario. La idea motor parece ser hacer un poco de ruido para sanar estados interiores. Para que el abandono de esa linda novia entre en catarsis, y se transforme en ilusión. El todo es un típico batifondo curativo; la parte, algunas reminiscencias de El Otro Yo (Un reflejo) y una balada para el rescate: Mi corazón, un tonto. www.fotolog.com/alumbra.
Por C.V.
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