AGUAS (RE) FUERTES
› Por Julián Gorodischer
Bienvenidos a mondo corporate: camisas a rayas y raya al costado, corbatas desanudadas y –nos enteramos este fin de año– gusto del ejecutivo junior por Miranda!, convocado para actuar en una y otra fiesta de empresas, canales y agencias para celebrar quién sabe qué. A los corp-boys se los ve eufóricos, levantando a una compañera de oficina a la que llaman tetamanti, intercambiando teléfonos con desconocidas, metiendo la frutillita debajo del fuentón de chocolate derretido, mordiendo la puntita, haciendo gárgaras de Chandon hoy que sobra –todo sobra en mondo corporate–. Luego, mientras dure la fiesta del canal, la gaseosa, la tarjeta de crédito, los corp-boys harán siempre las mismas cosas: se desabrochan la camisa, provocan con un perreo para el reggaeton que nunca falta, saquean de las barras y las mesas el abundante sushi, sándwiches de pastrami, pasta seca en un mix internacional que les da la ilusión de estar viajando. ¡Ah, qué felicidad la de pertenecer a fin de año! La mano tibia de la organización (la empresa) abraza y contiene, compensa el stress y la angustia, el sueldo bajo, la vida entera sin ventanas, la dicroica que enferma y el monitor que provocó varias operaciones de la vista. Pero ahora los corp-boys se olvidan de todo: bailando con Miranda! en el centro de la pista, agradecidos de que la tetamanti se haya llevado el viaje a Madrid que se rifaba. En mondo corporate se juega siempre a lo mismo: se critica al jefe en el baño mientras se la mide para ver quién la tiene más grande, se hacen guerras de choco y de crema porque donde abunda hay que renovar los usos, se recorre el jardín con la ñata contra el ultravip (para el famoso o el que pone plata) desde atrás de la soga o la baranda, animándose a pasar el piecito pero retrocediendo al grito de la promotora un minuto antes de mandar al patovica, antes de que la calidez de mondo corporate dé lugar a la furia empresaria. Para entrar, bastó la seguridad de la mirada hacia adelante, no cruzar los ojos con el de la entrada y (claro) llevar camisa a rayas. Sépanlo: nadie está dispuesto a dialogar. Se bastan entre ellos. En mondo corporate no se conoce gente.
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