... o en honor a la verdad —ah, esa obsesión del periodismo de rock— un día más o menos como mañana: el 7 de septiembre de 1978 murió en su departamento londinense el demencial, hipertalentoso, sacadísimo y demencial (ya estaba dicho, ¿no?) baterista de The Who, Keith Moon. Había ido al teatro invitado por Paul McCartney, bebió unos tragos, perdió la cuenta de cuántos comprimidos de heminevrina (que tenía recetadas, justamente, para combatir su adicción al alcohol) había tomado y se clavó 30 pastillas. Fue lo último que hizo. Conclusión 1: el alcohol mata, pero peor el remedio... Conclusión 2: igual, Paul McCartney no es mufa.