“Todavía hay gente que dice que Roberto y yo nos aprovechamos de Miguel porque tiene síndrome de down. ¿Aprovecharnos de qué? Hace diez años que tocamos juntos y nunca hicimos algo a lo que Miguel se opusiera. Cuando decimos que nosotros dos somos down, queremos decir que estamos de ese lado, que podemos asumirlo. Toda la humanidad tendría que hacerlo. En principio, no tendría que ser tan escandaloso tocar con Miguel. Su padre es capitán de navío, una persona muy recta; si en diez años hubiera habido algo de qué aprovecharse, él lo hubiera notado”, afirma Alan Courtis. Un lado no demasiado conocido ni estridente de los dos guitarristas de Reynols es que han desarrollado un método para enseñarles música a lo que definen como “chicos especiales” y que la banda ha hecho recitales en las dos escuelas a las que asistió Tomasín. “Lo que hacemos es respetar plenamente a Miguel, porque no queremos hacer que parezca un normal domesticado”, continúa Courtis. “De hecho, él tiene otros parámetros: siempre decimos que él no usa el 10 por ciento del cerebro que usamos todos sino el otro 90 por ciento. Miguel es creatividad pura y propone cosas todo el tiempo, algo que no sucede con otros chicos especiales. Además no tiene ningún tipo de inhibición: nunca se puso nervioso antes de tocar, ni siquiera en la televisión. La nuestra no es una integración para mostrar que somos buenos, es de verdad porque no queremos que Miguel sea otra persona que él mismo. Sobre todo porque valoramos mucho su talento y creemos que es un gran artista.”