• Celu-disco: escribe mensajes en el cielo o el techo del boliche, con doce diodos luminosos de color naranja que se proyectan cuando se mueve el teléfono en el aire.

• Celu-juegos: con ranura hot swap para cambiar rápido de juego, pantalla con mayor iluminación, tamaño de bolsillo y conexión a la página de N-Gage Arena.

• Celu-deporte extremo: protegido contra las salpicaduras, el polvo y los golpes, con pantalla de alta resolución, linterna, contador de calorías y termómetro.

• Celu-Dj: se pueden escuchar tonos mp3 con ritmos y líneas de bajos; mezcla melodías y enciende y apaga luces al ritmo de la música.

• Celu-genio: marca una nueva era en las tecnologías móviles, con un software de Microsoft para navegar por la web, leer correo electrónico y sincronizar a la PC.

• Celu-giro: tiene una pantalla giratoria para tomar fotos verticales y horizontales de calidad, con capacidad para variar de perspectiva.

• Celu-anticáncer: no emitirá radiación electromagnética, como estrategia de las principales compañías ante una eventual avalancha de juicios millonarios.

También en el cine

La película

En el film Celular, de David Ellis (que se estrena a mediados de noviembre), Kim Basinger (Jessica) es una mujer secuestrada que contacta a su héroe, un rubio californiano, y lo guía a su rescate a través del celular. Reivindicación épica del aparatito, la historia es la redención del antihéroe por la tecnología, y la consagración de una nueva arma inofensiva que sólo enlaza, sin dañar. La película de Ellis, de calidad dudosa, es –eso sí– un himno al celular, con chivos de varias compañías, multiplicando apólogos del mensaje de texto usado para el bien. El héroe contesta la llamada, y le encuentra el gustito a la hazaña, en una búsqueda frenética calcada de Máxima velocidad o Búsqueda frenética. “¿Cuál es el precio que deberá pagar por averiguarlo?”, promociona el slogan. El de la llamada, claro, para empezar.