Por F.D.G.
No sólo estaban obligados a perder el estatuto de ciudadano. No sólo tenían que soportar un trato degradante y tolerar ejercicios físicos torturantes sin emitir queja justificada. Los soldados conscriptos también estaban obligados a dejar la vida en circunstancias no siempre claras. Es que también habían sido obligados a jurar la Bandera. En los últimos 20 años de vigencia del Servicio Militar Obligatorio, contando desde “los años de plomo” a partir de 1974, el terrorismo de Estado desde 1976, la guerra de las Malvinas en 1982 y el asalto al cuartel de La Tablada en 1989 hasta la muerte de Omar Carrasco, fallecieron cientos de soldados conscriptos en enfrentamientos internos, en combate contra las tropas británicas o fueron desaparecidos por la misma fuerza que los cobijaba. Según publica el Ejército en su página oficial, entre 1974 y 1975 murieron 25 soldados conscriptos, 10 de los cuales cayeron en un solo día, el 5 de octubre de 1975, durante el asalto de Montoneros al Regimiento de Infantería de Monte 29 de Formosa.
De acuerdo con datos del Ejército, ese año murieron otros tantos soldados conscriptos que combatían al ERP en Tucumán. A partir de 1976, cuando la dictadura de Videla, Massera y Agosti dominó la vida y la muerte de los argentinos, fueron secuestrados cerca de un centenar de soldados conscriptos, de acuerdo con un relevamiento del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Según los testimonios de familiares y testigos reservados de las Fuerzas Armadas, fueron los mismos superiores quienes entregaron a sus soldados para que sean torturados en centros de detención clandestina. Setenta de ellos continúan hoy desaparecidos. No es una simple coincidencia que, por esos tiempos, las autoridades militares hayan catalogado a los soldados desaparecidos como “desertores”, la misma denominación que le asignaron al soldado Carrasco antes de que apareciera muerto. Malvinas es un capítulo aparte. De los poco más de 600 caídos en la guerra contra los ingleses, casi la mitad fueron soldados conscriptos de las clases ‘62 y ‘63. El Ejército tuvo 194 bajas: 140 fueron colimbas.
De acuerdo con datos recabados por el comandante del Crucero ARA General Belgrano, capitán de navío Héctor Bonzo, autor de 1093 (Sudamericana), de los 323 marinos que murieron en el hundimiento del Belgrano, 102 eran soldados conscriptos. Por último, cuatro soldados que estaban de guardia el 23 de enero de 1989 en el Regimiento de La Tablada murieron en combate contra integrantes del MTP. Faltaban sólo 5 años para que muera asesinado a patadas, sin siquiera portar un fusil, el último de los soldados conscriptos, poniendo fin, quizá para siempre, al Servicio Militar Obligatorio.
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