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Si dice ‘Argentina’, pensará en gauchos solitarios, bochornosos bailarines de tango o quizá Madonna haciendo de Evita. O al menos eso solía suceder antes de que estos iconos románticos fueran suplantados por imágenes de la televisión de saqueos de supermercados y gente golpeando cacerolas durante protestas masivas, de vez en cuando violentas. Ahora, la Argentina tiene mucho sobre qué llorar, con una economía en el borde del derrumbe y un gobierno de puerta giratoria (sic) que vio a cinco presidentes en dos semanas. ¿Cómo le sucedió esto a un país bendecido con recursos naturales abundantes y un pueblo altamente educado? Las décadas de la corrupción política, de la evasión fiscal desenfrenada y políticas monetarias poco aconsejables son los culpables; el desafío ahora está en que el país salga del agujero y evite un caos adicional. Pero, a pesar de sus problemas actuales, el romance de la Argentina permanece. El país tiene una amplia variedad de atracciones culturales, pero para muchos viajeros sus maravillas naturales son el principal interés. De los desiertos norteños a la Cordillera de los Andes, de las Cataratas de Iguazú a la desolación magnífica de la Patagonia, la geografía de la Argentina es variada y fascinante. Para los cosmopolitas, está la elegante Buenos Aires. Una ciudad fabulosa renombrada por su sofisticación, aunque los viajeros que busquen una experiencia más ‘sudamericana’ se decepcionarán con su imagen europea. La Argentina es un país latinoamericano donde europeos y norteamericanos pueden moverse con facilidad y viajar discretamente. Un interés en el fútbol y algunas habilidades en los pies son todo lo que usted necesita para sentirse como un local. O aprender a esperar tres horas en una casa de cambio.”
Fuente: Lonely Planet Worldguide (http://www.lonelyplanet.com)