Jueves, 21 de diciembre de 2006 | Hoy
ROSARIO SIEMPRE ESTUVO CERCA
Por Yumber Vera Rojas
Lo que podría haber significado un año de renovación de las propuestas artísticas de la electrónica nacional, pues el escenario estaba condicionado para esa transición debido a su punzante crecimiento, se embotelló en las buenas intenciones. Así como el rock, el 2006 se convirtió para el beat de manufactura local en una temporada de escasas novedades. Si bien festivales como Creamfields, la primera versión argentina del Sónar Sound e incluso el salto ambicioso que dio el Mutek BA —más las opciones que brindaron el BUE y el Personal Fest— se volcaron en potenciales vitrinas para el posicionamiento de los protagonistas de la escena nativa, la escasez de espacios —así como las restricciones de los que están habilitados—, dos años más tarde de la tragedia de Cromañón, imposibilitó el establecimiento de un circuito de presentación sólido y, por ende, de exposición de los incipientes actores. Y en eso coincidieron la mayoría de los 31 partícipes de esta encuesta, elaborada por DJs, productores, solistas e integrantes de grupos representantes de distintos estilos, como lo negativo del año.
Como contraparte, los consultados concordaron en que lo positivo del 2006 fue que la escena soportó el rebenque y el público aceptó otras ofertas musicales, encarnadas, por ejemplo, en los mendocinos Fauna y el local Villa Diamante —con iniciativas que arraigan la cadencia latina y de tez afro en la electrónica—, propuestas experimentales como la del dúo de Ismael Pinkler & Pablo Reche y la molienda minimal de Sr. Replicante y especialmente de Barem, productor revelación que con apenas 22 años le ha dado al género una refrescante dinámica y supo codificar en la pista un frenesí incontrolable. El rubro más heterogéneo fue el del “disco del año”, donde hubo una alternancia entre lo foráneo y lo nacional, y en el que se diferenciaron la nueva producción de los canadienses Junior Boys y la de los argentinos Spitfire e Intima. Sin embargo, la unanimidad la enlazó el escrutinio de “mejor show del año”, con Daft Punk arrasando más allá de los contrastes musicales de los 31 consultados, y justificando así un espectáculo deslumbrante.
Afín con el raudo crecimiento de la escena electrónica en el interior de la Argentina en el 2006, la categoría “mejor artista electrónico nacional”, que el pasado año la obtuvo Bad Boy Orange, en esta ocasión fue, tras una cerrada votación, para Franco Cinelli. El productor y DJ rosarino concibió una temporada que lo mantuvo ocupado con su cuarta gira europea y ofreciendo shows en Brasil y Uruguay. Cultor de un sonido que conjuga el minimal, el techno y lo experimental, Cinelli publicó este año diez producciones, entre sencillos, EPs, remixes y su tercer larga duración. El santafesino jerarquiza: “Creo que fue importante la salida de mi vinilo doble de 12 Profundo amor, mi remix en el EP Beat the Bump de Franklin De Costa y el disco Picaro EP, que lancé con el estadounidense Bruno Pronsato y me abrió muchas puertas. Comencé a los 14 años en esto, produzco música desde los 18 y voy a cumplir 29. Estoy súper contento con lo que me ha pasado”. Residente en el club Sonorama, Franco describe el perfil de la escena de su ciudad: “Luego de la mendocina, la cordobesa y la porteña, que debería tener mayor potencial, es la más importante. Sucede que la inestabilidad de los locales es una constante. Acá predomina el gusto por el techno y el house, más que por el progressive o el trance”. Habitué en Capital del ciclo Club Mínimo, las fiestas Masivaa y de locales como Big One y Cocoliche, el santafesino dibuja su set: “En el live integro temas míos y de otros, samplers, bandejas y CDs. Cuando compré la compu pensé que me iba a dedicar sólo a ella, pero ahora combino lo analógico con lo digital”.
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