Cuando no hay claras tendencias, ni se conjuga un gusto popular de manera consensuada, el rubro “banda revelación” entra en una especie de pantano, sobre todo cuando prima en el ambiente el auto-voto, el amigo-voto o el conocido-voto. Rosal recibió los votos de Emmanuel Horvilleur, Lucía de No Lo Soporto y Javier Malosetti. Los Alamos fueron agraciados con el voto de Antonio Birabent y Lara de No Lo Soporto; a Coiffeur lo votaron Alina Gandini y Juan Stewart a los que se les podría sumar los dos votos como disco del año a los chicos de Electrón. Marlon Bardo recibió los votos de Mosca (2 Minutos) y Mosky (Las Manos de Filippi), y Hormigas Negras tiene un voto como banda revelación y otro (Goy de Karamelo Santo) como disco del año. Algo así pasa con Coiffeur que tiene votos por “disco del año”. También hay un puñado de votos “no sé”, “no vi”, “ninguno” que hablan acaso de una cierta falta de recambio generacional. Habría que anotar estos nombres, que hoy son tibias representaciones de un presente sórdido y caluroso para ver cómo evolucionan en el futuro. Y, ya que estábamos hablando de auto-voto, tirón de orejas para los que aprovechan la encuesta para hacerse un poco de bombo. Entre los que se votaron a sí mismos están: El Mono de Kapanga, Lucio de Topos, Sergio Ch. de Los Natas, Juani de Andando Descalzo, Andrea Alvarez, Pier, O’Connor, provocando tal vez el efecto inverso al deseado. Tal vez el estado de situación del rubro “revelación” tenga que ver con el estado del rock underground en Buenos Aires: la falta de lugares para tocar, la falta de escena fuera del mainstream, y la todavía incipiente apuesta de las productoras locales por fortalecer productos nuevos, apuntalando consumos sólidos hacia el futuro.