A lo largo de la obra Decadente abundan los hits, los hitazos y los hitcitos. Pero, a pesar de lo extenso de la lista de éxitos, las temáticas abordadas en esas canciones no sólo son inusuales sino que además suelen no repetirse. Aquí está el detalle de los principales hits de la banda y las particulares historias que cuentan las voces de Cucho, Serrano y Demarco:

El milagro argentino (1989)
Entregá el marrón: pedido desesperado para obtener luz verde al sexo anal.
(Loco) Tu forma de ser: la seducción, pingüino de tinto mediante.
Vení Raquel: un grupo de muchachones apasionados por una dama entrada en carnes.

Supersónico (1991)
Ya me da igual: intuición, sabia y barrial, sobre el nihilismo y el relativismo.

Fiesta monstruo (1993)
La marca de la gorra: sexo con una menor de edad, que encima es hija de un policía.

Mi vida loca (1995)
La guitarra: una defensa de aquel cuyo test de orientación vocacional le sugirió sexo, droga y rock and roll.
Corazón: una metáfora del embobamiento de un enamorado, sintetizado en la frase “alma de robot”.

Cualquiera puede cantar (1997)
Los piratas: un himno tramposo a la infidelidad matrimonial.
El gran señor: la resignación de alguien cuya chica lo abandonó por un usuario de Rolls-Royce.

Hoy trasnoche (2000)
Yo puedo: un desafío a la inmortalidad... realizado, claro, por mortales.
No puedo: la pulseada interior —que todos llevamos dentro— entre voluntad y tentación.

Sigue tu camino (2003)
Pendeviejo: la convicción de que las arrugas no son tan graves si se vive de fiesta.
La prima lejana: ¿darle a una prima es incesto?

Club Atlético Decadente (2006)
Somos: la virtud de golpearse el pecho sin necesidad de argumentar virtud alguna.
Algo hay que comer: la soberbia mirada de una paradoja; amar la naturaleza... y devorársela en cada almuerzo y cada cena.