“MEDIOCRE” SE EDITA EN JULIO EN LA ARGENTINA
Vendió 50 mil copias de su disco debut y se convirtió en una rara avis del pop post industrial con una pinta bárbara de Anna Karenina.
› Por Yumber Vera Rojas
Ante la necesidad de la vorágine pop post-industrial latinoamericana de inventar continuamente iconos, la cantautora Ximena Sariñana logró convertirse en rara avis que se atrevió a romper el patrón del establishment musical mexicano. Si bien en esta parte de Occidente los fenómenos se pueden sustentar de las formas más abstractas e imaginativas posibles, el estreno de la artista de 22 años se sostuvo en lo concreto: su exquisita ópera prima, Mediocre, vendió en cuestión de días 50 mil copias tan sólo en su país y se tornó en prioridad regional para el sello Warner. “Fue una cosa muy extraña”, afirma para el NO. “Así como otros artistas, comencé a difundir mis canciones a través de MySpace. El contacto personalizado con la gente que entraba a escuchar mis temas, la actualización de los demos y el anuncio de mis tocadas fue clave para construir la relación con mis fans. Todo ese público creyó en mí mucho antes de que firmara con una disquera. A ellos les debo todo esto que me ha pasado. Por otro lado, no sólo logré entrar en la radio alternativa sino en el mainstream, que eso casi nunca sucede en mi país. Ahora me siguen desde adultos hasta chavitos.”
Después de haber confeccionado una trayectoria con la agrupación de funk y jazz Feliz No Cumpleaños, con la que registró un EP, las canciones de Sariñana se tiñeron de nü jazz para luego evolucionar hacia el calidoscopio que brinda la conjunción de pop, jazz, electrónica y rock. “El artista no puede controlar el tipo de música que le sale sino más bien la relación con ésta y su consecuencia. Pese a que el jazz, el pop, el rock y la electrónica son los géneros que más escucho, la música te lleva a otro lado. Creo que el disco es una fusión de todo eso, una fotografía muy fiel a quien soy yo en esta época.” Mediocre, que estará en las bateas argentinas a fines de julio y, según adelantó Ximena, vendrá a presentarlo a la Argentina antes de que concluya el año, contó con la producción de Tweety González y el uruguayo Juan Campodónico. “A los dos llegué por Internet. Antes de que hubiera disquera, ni nada, vine a la Argentina a comenzar a trabajar con Tweety en este proyecto. El fue mi primera opción como productor. Lo conocí por su grupo Acida, posteriormente supe que produjo Ahí vamos de Cerati y eso me llevó a enterarme acerca de su impresionante trayectoria como realizador. Y en el caso de Juan, era fan de Jorge Drexler y me gustaba lo que logró en sus álbumes.”
Pero antes de popularizar su veta cantautora, a Ximena se le conoció en México por su lugar en la actuación. “Lo primero que hice de actuación fue teatro musical. A partir de los 15 años quise estudiar música de manera formal. Entré en una universidad donde salieron los integrantes de mi primera banda, y ahí me enganché. Nunca antes había pensado involucrarme de lleno en este campo hasta ese momento. Ni la actuación ni la música han sido para mí una carrera sino más bien una especie de hobby, que al hacer el disco se convirtió en una forma de vida.” Hija del director de cine Fernando Sariñana (Todo el poder, Amar te duele), la artista mexicana toma distancia de las figuras de su país que se hicieron de la actuación para saltar al pop. “Hice tele hasta los 13 y luego me convertí en una figura del cine. La forma de separarme de allí fue a través de mi grupo. Eramos una banda de culto que se presentaba en diferentes teatros, incluso ganamos un concurso que nos llevó a Londres. Más tarde, como me gustaba el jazz, comencé a tocar en bares del género. Si el rock la tiene difícil en México, el jazz es inexistente. Con la apertura de mi MySpace, gané credibilidad. Me ayudó a distanciarme del típico caso de la actriz que pasa a ser cantante.”
Beneficiaria del legado de adalides de la canción pop mexicana como Cecilia Toussaint, Julieta Venegas y Ely Guerra, Sariñana supone como fundamental para su trayectoria la previa patentada por Natalia Lafourcade: su otrora compañera de clases en la secundaria. “Cuando Natalia apareció en el mapa musical no había nada similar en México. Fue un parteaguas para muchísimas jóvenes que nos dimos cuenta de que éramos también capaces de componer. Me abrió la puerta no sólo a mí sino a varias chicas que salieron después, como María Barracuda. Así que no siento que mi camino sea diferente al de ella.”
Ese sentimiento concienzudo espoleó a Ximena a escribir sus temas desde la perspectiva femenina. “También tengo a mis chicas cantantes que escucho en todo tipo de situaciones. Letristas como Björk y Fiona Apple han sido muy influyentes para mí. Por eso me da gusto cuando las chavas se acercan para decirme que se identifican con mis letras. Me sentí de esa forma en un momento de mi vida. Escribo sobre lo que me pasa pero, obviamente, lo hago desde el punto de vista femenino. Debido a que he compartido más con hombres, aprendí a respetar más a las mujeres.”
No obstante, Sariñana no cree que sus temas logren representar del todo a sus contemporáneos. “Siento que represento el mundo que vivo como joven mexicana. México es una sociedad desunida no sólo porque somos muchos habitantes sino porque hay una gran diferencia de clases sociales. Ni siquiera ya nos vincula el presidente, lo único que nos une son los tacos.” Catalogada como una de las artistas latinoamericanas con mayor proyección en la reciente edición del Latin Alternative Music Conference en Nueva York, sorprende el conocimiento de Ximena sobre la Argentina. “Me entró una obsesión argentina en los últimos años de la secundaria. Mi trabajo final trata acerca de si Astor Piazzolla era tango o no, mientras que otro de mis ensayos lo hice sobre los desaparecidos de entre 1976 y 1983. Estaba muy informada, por eso conocía la música del sur. No sólo el tango o los ritmos uruguayos sino Gustavo Cerati, Fito Páez y Spinetta, del que me hice fan gracias a Tweety. Algo que me gusta mucho y, por lo que decidí venir aquí a grabar el disco, es que nos llevan años luz sobre cultura rock. Además tienen un amor increíble por la música latinoamericana, algo que nos falta a los mexicanos quizá por estar pegados a los Estados Unidos.”
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