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Jueves, 25 de febrero de 2010

Siempre fue genuino, mantuvo una línea

 Por  Hernán Saravia

(Pampa Yakuza)

“Mi primer recuerdo vinculado a Pappo es de cuando tenía once o doce (ahora tengo 34). Jugaba en la plaza del barrio y los chicos más grandes, los indeseables, escuchaban Riff tomándose unas cuantas birras. Ese fue el primer acercamiento: de escuchar Riff en los grabadores a pila en la plaza de Colegiales. Las vueltas de la vida hicieron que termináramos versionando un tema de él, lo que fue una sorpresa y un desafío. La idea fue encararlo con respeto pero con honestidad, desde un lugar genuino. Cuando escuchaba Mi Vieja me daba cuenta de que ésa no era su esencia, que no era de él. Escuché cosas mucho más piolas como “No puedo evitar que vengan hacia mí los sánguches de miga” y todo ese tren de lírica. Sin dudas tiene una influencia visible sobre el rock argentino, y aunque uno no tenga mucho que ver, está ligado al Carpo al hacer rock en castellano, por haber decidido hacer algo que venía de afuera, pero ponerle identidad propia. En vivo lo vi solamente una vez, con los Stones. Arrancó temprano y la gente le daba bola, pero había doscientos tipos que estaban prendidos fuego: era Dios para esos muchachos. Yo le agradecería lo genuino que siempre fue, que mantuvo una línea de conducta. A veces la industria o el mercado no le sonrieron y él se la bancó. Es de los poquitos de los que podés decir que no transaron con nadie, y eso es muy digno.”

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