Jueves, 4 de noviembre de 2010 | Hoy
MILITANCIA DE ANTAñO
Por Cristian Vitale
1986. Unidad Justa, Libre y Soberana. Lanús. Hay un debate “cultural” y el viejo Dave se crispa ante la mención de un nombre: John Lennon. “Esos Beatles hacían temas satánicos ¡escuchá los discos al revés y vas a ver!” Impecable. El viejo, fiel representante de ese ultramontanismo peronista de “origen inconfesable”, además de atrasar no podía entender que los Jotapé de su unidad le entraran a Los Beatles, a Los Stones, a Zeppelin, V8 o Purple y pasaran esa música –y no Tormo o al noble Hugo del Carril–- en las fiestas que se hacían en la Unidad Básica para recaudar fondos y, de paso cañazo, levantar alguna minita del barrio. “Yo no sé, AC/DC, Los Beatles, yo qué sé... pero ¿qué podían tener Bill Halley y sus Cometas de satánicos...? yo los escuchaba”, fue la intervención de otro –ni Jotapé, ni viejo carcamán– que venía a la Justa para escaparse de la casa un rato. Secuencias. Uno sabía que el Flaco Spinetta había durado lo que un gas en una canasta en JAEN –agrupación peruca de los ‘60– por fumar un porro; o que Emilio del Guercio –en una de las pocas letras rockeras en referirse explícitamente a Perón a fines de los ‘60– había escrito “Compañero, toma tu fusil, ve y abraza a tu General” (El camino difícil, 1970), y nadie le había dado bola, o que Pappo era peronista pero (o porque) no hablaba de política, pero no caía, por chico y por haber traspasado la infancia bajo el influjo de una dictadura, que una parte se había quedado un mojón antes del famoso trasvasamiento generacional. Pocos, dentro del peronismo, y casi nadie en la izquierda, toleraba al rock y sus “licencias”... mucho menos en inglés. Pero la conexión estaba en otro lado: el rock, entonces, era la banda de sonido de los barrios obreros, de las villas peronistas. Cualquiera que haya recorrido de chico esos barrios, que haya tenido algún amigo de escuela, fútbol o vida en los lindes de Lanús, Lomas, San Martín, Berazategui o Berisso se hacía una panzada, allí, con Zeppelin, los Stones, Vox Dei, Creedence, Pescado Rabioso o Floyd. La primera vez que vi The Wall fue con unos amigos de Monte Chingolo, que militaban en la UB El Tigre de los Llanos... la sabían toda, la difundían. Igual que The song remains the same, de Zeppelin ¡qué viaje! Era una cosa vivencial, una foto de cuarto pobre que mezclaba posters de la Evita del pelo largo, con Roger Waters haciendo vibrar el bongó en las ruinas de Pompeya... Algo que los viejos no querían ver, y terminaron viendo.
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