Jue 30.12.2010
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MARZO: EL NO CUMPLIó 18 AñOS

En edad de merecer

› Por Javier Aguirre

”18 añitos muy bien llevados”, sería el comentario, no sin cierta lascivia inflamada al calor de este mes de cualquier caballero lector del NO al que le presentaran a Patricia Malena Bertana, una chica que creció en Rafaela, meca y ciudad modelo del agro santafesino, y que nació... el mismo día que este suplemento. Dar con ella, y constatar –con el DNI en una mano y el escribano público rocker dador de fe en la otra– que Malena había nacido nomás el 5 de marzo de 1992 llevó a esfuerzos periodísticos lindantes con el absurdo: cruces de datos, mails en cadena, hombres–sandwich (bah, periodistas de rock-sandwich), pegatinas de afiches en el Obelisco, aviones a chorro dejando mensajes escritos en el cielo... Bueno, no se llegó a tanto. Sin embargo, y más allá de la dudosa veracidad de la crónica del backstage, Malena fue en estas páginas símbolo y bandera de la llegada a la mayoría de edad. Y conversó con el NO, su gemelo de papel, acerca de cuáles fueron los cambios que notó en el mundo en sus 18 años de vida, y cuáles son los hitos de su generación, a la que sin el menor pudor bien podría llamarse aquí “la Generación NO”.

“Para mí, Los Simpson existieron desde siempre”, revelaba la ya adulta muchacha Bertana, quien vio con ojos de niña de escuela primaria la caída de las Torres Gemelas, avionazos mediante, en septiembre de 2001 y la represión final de la administración De la Rúa previa a la renuncia de diciembre del mismo año, dos hechos casi simultáneos que significaron su debut (todavía, desde la tribuna infantil) en los debates políticos familiares: “Me acuerdo de que yo era chiquita y discutía con mis conocidos. Les decía: ‘No, pará, el presidente es tal’, y ellos me explicaban que ya habían pasado tres gobiernos a partir de ése que yo estaba nombrando”, evocaba en la entrevista.

Los cambios y las sorpresas que experimentó Malena en 18 añitos fueron en paralelo con las que vivió el NO, en cuyos primeros años había lugar para el análisis de la TV por Mario Pergolini, para reportajes a Charly García y Fito Páez, y hasta para Clara de noche y la firma de Andrés Calamaro (“algunos siguen estando”, como dijera Cerati en la primera despedida de Soda Stereo), quien aportaba épicas de la noche desde su familia adoptiva madrileña, Los Rodríguez.

Malena presenció el deceso del cospel en manos del Subtepass, leyó Harry Potter, conoció a Callejeros recién después del desastre de Cromañón, fue flogger y dejó de serlo, mientras debutaban en el suplemento bandas como La Renga, Babasónicos o Los Gardelitos. Malena empezó a laburar en un fast-food, decidió estudiar diseño de parques y jardines, y hasta advirtió la importancia del kilometraje como medida para el crecimiento: “Para encontrar valores habrá que esperar. Tenemos que seguir viviendo, ahí está la posta; si nunca te pasó nada, es difícil que madures y entiendas lo difícil que es para los que tienen menos que vos”.

Mientras cumplía sus primeros 18, el NO no sólo miraba atrás, ya que también evaluaba el presente de la electrónica, actualizaba el mapa rutero del rock federal, monitoreaba a los mochileros argentinos de gira por América latina... Pero todo cumpleaños tiene algo de balance; y en especial, si es un cumpleaños especial. Es que el balance, la mirada hacia atrás, es positiva: ir para adelante requiere de buenos espejos retrovisores para no estrolarse.

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