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Primero lo primero: es indudable que el ánima bendita de Patricio Rey estuvo allí (todo un palo, ya lo ves) durante 2010: del curioso disco de Reggaes Redondos a las filmaciones filtradas de PR en Racing. Y de aquella primera mitad del año con Skay a la cabeza, entre su gira por España, sus viajes espirituales, la publicación de ¿Dónde vas? y sus presentaciones federales; a este fin de año a puro Indio Solari, que se alzó con el mejor show nacional del año, según los músicos consultados en la encuesta más transparente del palo (eligieron 131 votantes de todas las escenas y todos los tamaños) y entregó sobre el cierre del ejercicio su esperado El perfume de la tempestad.

Para abrir el mes que cierra el año –y de algún modo, entre tanto brindis y balance, trae los vahos del ayer y los vuelve fantasmas del mañana–, el NO comenzó diciembre publicando la jugosa entrevista al Indio Solari que Mario Pergolini le hizo para la Rock & Pop. En la entrevista, Solari celebró los “cojones” del Gobierno y la recuperación de la militancia (que tuvo en los jóvenes a protagonistas y víctimas), denunció la “traición” de Skay y la Negra Poli, habló de sus fobias, de sus obsesiones y, claro, desmenuzó su flamante disco. Pero aclaró: “La estampita de la banda era yo”. Con la pelada brillante y el show más convocante de su historia, a Solari le bastó este mes para ubicarse cómodo entre los rockers 2010.

“Soy fóbico. Inaccesible es alguien que voluntariamente se oculta a estar expuesto al cariño de la gente, al odio de la gente, a todas las emociones. La fobia es otra cosa, es algo más poderoso que uno. Uno hace lo que buenamente puede y para mí la psicología es como a lo que me dedico yo, tiene las mismas razones científicas”, iluminaba el Indio, quien no cesó de disentir durante toda la entrevista que salió al aire por Cuál es? Otra conclusión difícil fue: “No creo que haya una conciencia personal después de la muerte”. Pero hace falta que alguien tire la posta.

Diciembre les regaló a los lectores del suplemento (y también a sus hacedores) uno de los personajes más entrañables del año (tanto por el personaje como por la gran crónica de José Totah): Ito San, el japonés heavy metal más chinchudo de todo Oriente mudado a San Telmo, estafado por una argentina y entregado al dolor y a la negación en todas sus formas. Un loco –¿lindo?– que pelea su guerra moral contra miles de molinos de viento, a la vez que atiende el bolichito Sukiyaki y defenestra a la filosofía occidental.

Rápidos y furiosos (de a ratos) pasaron por las páginas del NO los cómicos stand up Malena Pichot (ésa sí que es una Loca de Mierda) y Ezequiel Campa. Gilby Clarke, quien destrozó las ilusiones de los fanáticos de Guns’n’Roses acerca de la posible reunión entre Axl y Slash. Los Onda Vaga, que posaron en tapa como pasea-perros, aunque levantan más que cualquiera con un buen dogo argentino y con su segundo set de canciones, Espíritu salvaje, alborotaron las plazas del mestizaje hippy chic. Y entonces llegó Oberto, el colosal basquetbolista argentino que, además de triunfar en la NBA, reveló un background rockero escondido y comentó una envidiable vitrina de trofeos: tiene una guitarra original de Nirvana firmada por Kurt Cobain y se hizo amigo de los Pearl Jam. ¡A la pelota, qué ala pivot! Y qué gran hallazgo de Juan Ignacio Provéndola.

Para el final, lo de cada año: la emoción de las bandas nuevas al abrir la encuesta y encontrarse que fueron votadas como revelación del año (le tocó a Viva Elástico, con apenas cuatro votos), el sufragio rocker que no necesita ser electrónico para ser confiable, y este balance que ya se acaba y que seguramente recordó sólo la mitad de las cosas. Para que vos, lector amigo, banda laburante del rock nuestro de cada día, puedas alzar la copa mañana y brindar pidiendo lo que le faltó a 2010. Hasta el rock del año que viene.