Luto para la masiva tribu ramonera argentina. El cantante larguirucho falleció el domingo 15 en un hospital de Nueva York. Estaba rodeado por su familia y sus amigos, y un rato antes de morir escuchó “In a little while”, de U2. No eran tantos los que sabían que un cáncer linfático lo tenía a maltraer, porque el flaco aguantaba a pie firme: hasta último momento estuvo grabando los temas de su debut como solista (que será póstumo). Buena parte del punk rock murió con Joey Ramone, porque no se quedó en los laureles de haber sido uno de los pioneros, sino que se preocupó por revitalizar la escena promoviendo bandas nuevas. Y la estatura que su figura había cobrado en la Argentina desafiaba la lógica del mundo globalizado: el hombre que marcaba el famoso “1-2-3-4” a toda velocidad, el que le cantaba a Sheena y que gritaba “Gabba gabba hey” fue el modelo para cientos de punkies argentinos. Se lo va a extrañar.
- “No nos gusta estar en cuevas con baños sucios o en lugares en los que no se escucha bien”, le dijo Jon Spencer al No. Su banda, Jon Spencer Blues Explosion, rockeó fuerte... en Cemento. Pobre Jon. Gracias Jon.
- El Indio Solari ya no podrá ir tranquilo al cine en Montevideo, una de sus ciudades favoritas. Los Redondos coparon el estadio Centenario para presentar Momo Sampler y adiós anonimato.
- El No anticipó que Amnesiac, el supuesto “disco de canciones” de Radiohead, era un nuevo Kid A con un poquito más de melodías, pero no tanto. Dos (buenos) discos en menos de un año: aprendé, Axl.