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Jueves, 17 de enero de 2002

LA SUCESION DE HITS, DE UN VERANO A OTRO

¿Quién te trajo hasta aquí?

El 2001 fue un año con más presidentes (cinco) que hits rockeros (cuatro, con suerte). Entiéndase por hit a la canción que consigue exceder al ambiente rock y ponerse en boca de conductores televisivos, amas de casa, hermanas mayores, vendedores de diarios... De un verano al otro, hasta el actual reinado de “Loco un poco”, el país pasó por los siguientes grandes éxitos:
* “Morrissey”, de Leo García. Uno de los casos más complejos de trascendencia popular rockera. Minuciosamente difundida por su inicial compañía discográfica, la canción fue creciendo de modo gradual, casi como en un cuento, y llegó a todos lados al galopecito de una base de discoteca y una guitarra acústica. Para el mainstream, Leo es un ser inclasificable, simpático. Su postura pro-multinacional, en el mundillo del rock, le generó algunos detractores. Lo cierto es que esta pequeña página costumbrista de desprejuicio sexual podría haberle aportado algo de onda al aburrido “destape gay” mediático, pero el autor prefirió evadir el asunto. Tal vez hizo bien.
* “Para siempre”, de Los Ratones Paranoicos con Andrés Calamaro. El olfato pop de Juanse Gutiérrez –y la siempre rentable colaboración de AC– fue la inyección de insulina que necesitaban los Ratones para zafar de su debacle artística y comercial. La melodía es completamente triunfal, implacable, y la letra combina esa especie de romanticismo, alusiones a la cocaína (“la mía es pura”: ¿mi filosofía?, ¿mi merca?) y sabiduría callejera. La adaptación para homenajear al Diego fue poco feliz, demasiado forzada y como si se la hubieran pedido de un momento al otro. La versión original, hoy, suena fuera de lugar. ¿Qué cosa debería durar para siempre? Hasta nunca.

Sonaron, también, dos canciones de éxito insinuado, al límite del estallido popular:
* “El loco”, de Babasónicos, aportó la cuota de psicodelia a la temporada. Las visiones teo-psicóticas de un tipo que se siente víctima de un dios díscolo llegaron a bocas que hasta hace poco ignoraban por completo a los autores de Jessico. Demasiado barroca y mística para oídos radiales, la canción no llegó a saltar los decorados del rock, como diría Solari.
* “Positiva”, de Erica García, no se afianzó como hit. Tenía todo para conseguirlo: una letra coyuntural, pulso rockero, producción para las masas, cantante linda... Pero la vigencia de aquello de “está todo bien o todo como el orto” duró lo que la presidencia de Rodríguez Saá. La respuesta quedó demasiado clara (ya hablamos de esto, ¿no?).
P.P.

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