› Por Luis Paz
A esta altura, la sigla DIY de la alocución “Do It Yourself” (original anglo del vernáculo “Hacelo vos mismo”) está arraigada de tal modo en el campo cultural que se la podría ubicar cerquita de microsignificantes como DGI, RRPP o FBI. Claro que no tanto por su contenido y fundamento como por su fama y extensión. El asunto es que si ese DIY viene desde la era del KST, acompañó la del CD, la del DVD y se vio viralizado a partir del HTTP, ya bien iba siendo hora de la irrupción de otro combo de grafemas. ¿Qué tal un DIT, un anglofriendly “Do It Together”, un argentoamigo “Hagámoslo juntos”?
El nihilismo y mensajes como el “Trust No One” del tornado punk de los ‘70 instauraron el DIY como estrategia para no ser ni estafado ni embaucado por nadie, al mismo tiempo que como táctica ante la imposibilidad económica de una juventud desocupada (Pretty Vacant, claro). Pero derivaron acaso en cierto “individualismo libertario” aislante y abrasivo. Las dos caras de la misma moneda ausente del punk: por aquí una discordia con El Sistema y sus modos, por allá el desecho de zonas de solidaridad cultural e intelectual.
Desaparejados de esos criterios disociativos, sitios como Instructables, los de las comunidades de life hackers y makers e incluso más sencillamente el fundamental foro local Taringa! están en otra línea, atentos tanto a que una línea es a la vez una unidad singular y la sumatoria de una cantidad de pequeños puntos que enfilados le dan su forma. En un contexto en que colaborar es valor fundamental para el uso de la herramienta madre de esta era, o sea Internet, la replicación de ese recinto privado del DIY no tiene sentido.
Sí, acaso, haya que rescatar los caracteres de la gestión de lo cercano
y la edificación de discursos propios que encarnó el Hacelo vos mismo. Pero el punto acá es que, de nuevo, la autogestión aún tiene esa leve pátina de desconfianza al ajeno de un mundo en guerra silenciosa, Fría, un mundo de hace cuatro décadas. Al calor de Internet, el conocimiento es compartido, y eso es tanto porque hay alguien dispuesto a pasar el dato como porque hay quien confía en su utilidad buena leche. Lo que ocurre no circula en una autogestión sino en una gestión colectiva de información y herramientas.
El mensaje ulterior parece ser: “Hey, dale, yo pude, vos también, te ayudo, ¡hagámoslo!”, aunque seguramente expresado con una dosis menor de cursilería. Más a la manera de “¡Es una boludez hacer eso! Venite a casa que nos fumamos uno, te explico cómo es la mano y flashamos algo juntos”. Hacerlo juntos es el planteo de muchas comunidades siglares que son signo de época, como la de Creative Commons (CC) y los grupos Hack/Hackers (HH). Hacerlo juntos es el tema y el lema de una nueva WWW, que manejada por los jóvenes del post Y2K haga el intento de recobrar la utilidad entre tanto RT y DM. Así, tal vez vaya siendo hora de cambiar el DIY por un amiguero DIT.
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