“Te guste o no, Charly García es el número uno”, asegura José Palazzo, el productor y hacedor de Cosquín Rock, cuando se le pregunta por las razones para arriesgarse con Charly García. “Fue un desafío de producción, porque queríamos que el número uno cerrase el festival. Tenía que ser así.”
Conocido en Córdoba por ser el dueño de varias radios y conductor de un programa musical de televisión, hijo de un político de la UCeDé (“por suerte mi viejo ya se alejó de todo eso”, dice), Palazzo es un tipo de pelo corto, barba, ojos claros y celular sonando a cada rato, que supo trajinar el backstage del festival, a veces preocupado por solucionarlo todo, otras simplemente para descargar su entusiasmo. Los tres días, Palazzo desestimó permanentemente en voz alta los disturbios del exterior de la Plaza Próspero Molina. Igual, tras los problemas del viernes, se preocupó de hacer el arreglo con el cable local para que el festival se viese en directo. “Va a ser como Woodstock: en cualquier bar o pizzería se van a poder ver los shows. Y se acabaron los problemas.”
Antes de ser productor, el entusiasta Palazzo supo tener varias bandas de rock. “Con ellas participé en dos Pre-Chateau. Ganamos uno y perdimos dos. Así que sé cómo es esto.” ¿Habrá sido por eso que este cordobés prefirió inventar Cosquín Rock antes que revivir el Chateau Rock? “Prefiero pasarme una semana en Cosquín antes que en Córdoba.” ¿Y La Falda? “No tiene suficiente infraestructura”, explica. El año pasado, confiesa, no ganó plata porque no hubo sponsor y también por cierto desorden organizativo. “Pero este año vamos a ganar algo.” Más tarde, dijo que su capricho personal fue traer a Riff, y también programar un minifestival de blues durante el sábado por la tarde, con Botafogo, Pappo’s Blues y La Mississippi. “La gente de Bersuit no estuvo este año porque su manager se desubicó y pidió más que Charly”, comentó. “Pero mi desafío será traerlos el año que viene, junto con Los Fabulosos Cadillacs y La Renga. Vamos a ver si podemos seguir creciendo.”