INEVITABLES
Vuelve la segunda obra de la dupla Walter Jakob-Agustín Mendilaharzu, donde el mundo del coleccionismo de vinilo se abre para mostrar que, además de una obsesión igual de atractiva que de freak, hay sentimientos que se ponen en juego detrás de cada atesorado disco. El coleccionismo es una pasión, pero los avatares de la vida pueden hacer que esa pasión merme o desaparezca. Pero siempre habrá nuevas generaciones de coleccionistas ávidas de nutrirse de lo que las anteriores dejan y devolverle su vida y su aura. En Mar del Plata, un joven flechado por los vinilos llega a la guarida de un veterano coleccionista que, con dolor, ha comenzado a desprenderse de su tesoro. El rock es una religión demasiado masiva para unirlos; pero, al descubrir que ambos son fanáticos de Peter Hammill, se da entre ellos una identificación brutal. La llegada del joven es también la de una versión posible, lozana y tal vez mejorada, del pasado del veterano.
Sábados a las 23 en ElKafka Espacio Teatral, Lambaré 866. Entrada: $ 100.
En un pequeño pueblo, intrusos golpean la puerta de una casa familiar interrumpiendo su cotidianidad con rumores contradictorios. Los vecinos están involucrados y dichas acusaciones se desatan contra un amigo íntimo. ¿Qué sucede con la confianza cuando el sospechoso es un ser querido? Un laberinto de información contradictoria pone al protagonista en una encrucijada en la que no logra distinguir lo verdadero de lo falso y a los inocentes de los culpables. Los actores Marcos Ferrante, Javier Pedersoli, Fernanda Pérez Bodria, Eduardo Iacono, Natalia Olabe y Martín Speroni junto a la dirección de Melina Marcow construyen una puesta en escena dinámica y audaz que logra atrapar hasta el final. Del dramaturgo suizo Olivier Chiacchiari.
Jueves a las 21, en El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960. Entrada: $ 100.
El nuevo disco de Beck es —lo dice el propio artista— una especie de continuación, o pieza acompañante, de Sea Change, su álbum acústico y melancólico de 2002. Es que hoy Beck Hansen está ya muy lejos de los ‘90, de Loser, de la alegría freak de Odelay o el funk. Estas son trece canciones donde vuelve la presencia acústica y la belleza de las melodías, con un tono algo más alegre que aquel disco de 2002 aunque, al mismo tiempo, más solitario: los últimos años de Beck estuvieron marcados por una enfermedad de la columna vertebral que lo mantuvo alejado y algo aislado. Pero aquí no hay amargura: canciones como “Country Down” o “Waking Light” son, además de deliciosas, muy optimistas, como el single “Blue Moon”. El propio Beck colgó el disco entero online en el sitio de la radio pública de EE.UU., y se puede escuchar acá: http://www.npr.org/2014/02/16/274773496/first-listen-beck- morning-phase
Hace unas semanas se estrenó en Argentina la película de ciencia ficción El juego de Ender, basada en una novela de 1985 de Orscon Scott Card. La canción principal de la banda de sonido era de Flaming Lips, grupo ideal para interpretar los sonidos del futuro. La canción se llama como este EP, “Peace Sword”, y tiene la voz de Wayne Coyne grabada en muchísimas pistas, tanto que da una sensación de infinito. Ahora, Flaming Lips acaba de lanzar el resto de las canciones “inspiradas” por la película y el libro, que no quedaron en la banda sonora pero sí en sus cabezas y ahora, en este CD. Todas valen la pena, pero los diez minutos de “Assassin Beetle - The Dream Is Ending” son altamente recomendables y lisérgicos.
La más exitosa y reputada serie inglesa de los últimos tiempos ya tiene quinta temporada confirmada; mientras tanto, Film & Arts trae la cuarta temporada a la pantalla local, y AVH, que ya editó la primera completa en una caja, empieza a completar la colección sacando simultáneamente los años dos y tres. Creada por Julian Fellowes (guionista de La joven Victoria y Gosford Park), prota-gonizada por Hugh Bonneville (Un lugar llamado Notting Hill), Jessica Brown Findlay, Laura Carmichael, Elizabeth McGovern, y la siempre extraordinaria veterana Maggie Smith (de la saga Harry Potter, para el público más joven), cuenta en la primera tanda de capítulos cómo la Gran Guerra modifica las relaciones de todos los habitantes de la mansión, tanto de quienes deben partir al frente de batalla como de aquellos que permanecen en la casa, e incluye el ya de culto “especial de Navidad”. La tercera temporada está ambientada en 1920, cuando Inglaterra empieza a recuperarse y puertas adentro —con nuevos miembros incorporándose a la familia y empleados peleando por una posición mejor— las pasiones de “los de arriba y los de abajo” se suceden en un torbellino, como en las mejores y peores telenovelas.
Para bajar un poco del refinamiento de la recomendación anterior, una guarrada verdaderamente trash. ¿Argumento? No mucho: Guerrero Hernández es el líder de los Blackwater Gang; su plan de saquear a la población minera de Edendale se ve frustrado cuando lo mata su traicionero hermanastro Red, a quien acaba de sacar de la cárcel. Esto, sin embargo, resulta no ser un impe-dimento para vengarse: previo pacto con el diablo, Guerrero regresa a la vida para cobrárselas, regando las calles del pueblo de Tombstone con ríos de sangre. ¿Una razón para arriesgarse a ver este cachivache? Dos: su protagonista es Danny Trejo (Machete) y el mil veces revivido Mickey Rourke.
A tiempo para capitalizar sus diez nominaciones al Oscar –incluyendo mejor película, mejor director y actriz, y efectos visuales– vuelve a los cines la última película del internaciona-lizado mexicano Alfonso Cuarón, y, si alguien se la perdió en su estreno y ahora le genera alguna curiosidad, es mejor que trate de verla en una pantalla grande y en 3D. Parecerá una obviedad, pero esto tiene que ver tanto con lo que la película tiene de bueno como con lo que tiene de fallido: lo que en principio puede verse como un ejercicio cinematográfico noble pero inflado, una buena idea para un cortometraje demasiado estirada es, debe reconocerse, demasiado buena en lo que tiene de bueno: una coreografía virtuosa, en un falso pero deslumbrante plano secuencia inicial que narra en tono clásico el encuentro de George Clooney y Sandra Bullock en el espacio, el desastre que sobreviene y deja a uno de ellos varado en el infinito y con escasas perspectivas de supervivencia, aprovechando como pocas veces se ha visto la puesta de cámara artificiosa pero totalmente controlada y la profundidad del 3D digital.
Siguiendo la oleada de pequeñas pero valiosas incursiones en el cine fantástico y de terror de autores locales, Fabián Forte (quien hace un año estrenó, junto al codirector Fabián Rugna, la notable ¡Malditos sean!) lleva a las salas esta rara e interesante distopía en la que la empresa que le da título provee mujeres a pedido a sus clientes para que tengan con ellas el paquete completo de la relación de pareja: sexo, simulación amorosa, compañía en público y hasta convivencia. Osmar Núñez interpreta al empresario amargo y adinerado que, desesperado por conservar a su falsa perfecta esposa (la siempre bella Moro Anghileri), rompe un par de cláusulas de su contrato, poniendo a ella y a sí mismo en peligro. Una rareza narrada con elegancia.
Muchos lo odian; algunos simplemente lo consideran un gran ta-lento perdido por sus peores vicios. Estos últimos vendrían a ser sus admiradores de los tiempos de Mork & Mindy, la serie en la que perfeccionó para bien o mal su método, y por la que dijo durante muchos años que esperaba no tener que volver a hacer televisión. Lo cierto es que Robin Williams está de vuelta en una sitcom tras una década de trabajo escaso y poco feliz en el cine, haciendo ahora de un publicitario exitoso, y más desbordado que nunca. Creada por David E. Kelley –el de Ally McBeal y Boston Legal–, The Crazy Ones ubica a Williams, a los 62 años, en el papel de una suerte de genio loco de una agencia de Chicago y a Sarah Michelle “Buffy la cazavampiros” Gellar como su hija y directora creativa; y contra toda expectativa apuesta a convertirse en la serie más melancólica y sensible de la temporada al retratar su nada sensible ambiente de trabajo y la relación entre ambos.
Miércoles a las 22.30, por Fox
Ross McElwee —gran documentalista norteamericano, foco de un Bafici reciente, director y protagonista de este, su último film hasta ahora— no comprende a su hijo Adrian. La brecha generacional y los intereses del adolescente por las nuevas tecnologías los han distanciado mucho. El realizador decide entonces emprender un viaje a la región de Bretaña, lugar donde trabajó como fotógrafo a la edad que hoy tiene su hijo para intentar redescubrir al adolescente que él mismo fue alguna vez. Lleva con él sus recuerdos, cuadernos, grabaciones, fotografías y el objetivo de reencontrarse con las personas que lo marcaron de por vida. Una película cautivante, íntima y épica a la vez, que no se consigue en dvd.
Miércoles 5 de marzo a las 15.40 (y numerosas repeticiones), por I-Sat
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