SALí
› Por Sandra Martínez
Mientras muchas casas se llenan de rejas y puertas blindadas, atemorizadas del prójimo, otras en cambio abren sus puertas y se resisten a la desconfianza. Un buen ejemplo es el de Casa Vicente, morada de Santiago y Cecilia. Además de compartir la vida y una banda de música para chicos, esta pareja de músicos y docentes convierten una vez al mes su hogar en un espacio artístico, dedicado a la música y los sandwiches.
Un llamador de hierro que golpea sobre la antigua puerta de madera reemplaza el timbre averiado. El anfitrión recibe en un ambiente plagado de instrumentos –varias guitarras colgando de la pared, una variedad de cajas y otros elementos de percusión ordenados por tamaño comparten la estantería con xilofones y panderetas– donde los almohadones desparramados por el piso anticipan una velada informal. La primera escala lleva a los invitados más allá del patio interno, a la amplia cocina que será la envidia de muchos. Allí toman la posta los chicos de Sánguche de Autor, microemprendimiento que se encarga de la pata gastronómica del ciclo con una pequeña carta de sandwiches elaborados con pan casero de masamadre. Acompañados por una bebida, por apenas $ 50 ofrecen varias opciones, incluyendo la hamburguesa vegetariana de garbanzos con un fresco acompañamiento de zanahoria, repollo, cebolla morada, tomate y queso crema; la bondiolita braseada deshilachada con rúcula, cebolla, tomate y ketchup; o el imperdible y muy tierno vacío asado con berro, tomates confitados y salsa de mostaza y crema de leche.
Comiendo de pie y con los vasos de cerveza artesanal (hay roja, rubia y negra), una copa de vino o un fernet con coca, el clima se va animando hasta que llega el momento de volver al living para disfrutar del momento musical, que busca conectar al público con el Lado B de reconocidos intérpretes, incluyendo sus trabajos de investigación y su costado más personal. El show es a la gorra y, una vez terminado, muchos se quedan para estirar la magia con un último brindis, algún sandwich extra, alargando así la charla con viejos y nuevos amigos.
Casa Vicente queda en Colegiales. El ciclo Música en el living se realiza un sábado al mes a las 21. Más info por mail a [email protected].
El invierno se hizo esperar, pero finalmente llegó. Y tanto los amantes del frío como sus detractores coincidirán en que no hay mejor fórmula para esta época que la combinación de una rica sopa con una buena película. Esa es justamente la propuesta de Metanoia con su ciclo Cine Soupe.
Locación secreta en un primer piso por escalera angosta. Antes de que arranque la película, resulta inevitable explorar los rincones de este espacio con encanto algo trash, donde las partes de un maniquí convertido en mesita conviven con una hipnótica ventana a otra dimensión pintada en una pared. Los fumadores ansiosos aprovecharán la pequeña terraza ganada al pulmón de manzana gracias a una llamativa e ingeniosa estructura de metal.
Con el público completo, se despachan en un minúsculo mostrador los platos de una sabrosa soupe à l’oignon con la indispensable tostada de pan de campo (a la que, por lástima, le falta el queso gratinado), la clásica sopa de cebolla que es parte emblemática de la mejor gastronomía francesa. Por eso, así como en el verano Metanoia maridó sus proyecciones de animé japonés con piezas de sushi, este ciclo exigía una buena selección de cine francés. Desde el musical Les Chansons d’amour hasta el terror de Haute tension, el ciclo Cine Soupe rescata grandes obras de los más variados géneros. En junio todavía queda la oportunidad de ver el gran clásico La Venus de las pieles de Roman Polanski y el próximo mes anunciarán la nueva programación. Hay que destacar que, a diferencia de lo que ocurre en otros cineclubes pequeños, Metanoia tiene un entarimado escalonado que permite armar una cómoda platea donde todos los espectadores pueden ver bien la pantalla. La actividad ($ 20/$ 45 incluyendo la sopa) es una buena oportunidad además para conocer este centro cultural y entrar en contacto con sus propuestas que abarcan talleres de poesía e ilustración, recitales y otras proyecciones de cine. Todo, con la panza calentita.
Cine Soupe se realiza todos los jueves en Espacio Metanoia. La programación se puede consultar en facebook.com/espacio.metanoia o por mail a [email protected].
Son muchos los que tienen más de una pasión en su vida, pero no tantos los que logran combinarlas con éxito. Pedro Alperowicz es uno de ellos. El director de Eclaire trabaja desde años en distintos espacios para difundir el arte del té y su ceremonia, desde los cursos y talleres que organiza en su espacio propio, Casa Munet, hasta sus tours temáticos, como el que está organizando para esta primavera a París, que incluye visitas a Maison Theodor, Maison du Japón y L’Artisan Parfumer, entre otros iconos del mundo del té.
El otro gran amor de Pedro es la actuación, y desde hace años logró reunir ambos en un ciclo de teatro que ya lleva varias temporadas. Después de la comedia Un té con el señor Wilde y de la romántica Amándote en el Ritz, este año es turno del misterio con Algo pasó en la mansión Hamilton.
El público –unas treinta señoras que cuchichean en la sala– presencia la obra en primera fila, desde las mesas que esperan con una colección de preciosas tazas de té antiguas. Alperowicz toma el papel protagónico en la piel de Lord Hamilton, mientras que Gabriel Schapiro interpreta a su rival, el peluquero italiano amante de Lady Hamilton, al que el esposo despechado ofrece una oportunidad peligrosa. Cuando el primer acto concluye en el pico de la intriga, el “personal” de la mansión se hace cargo del salón –que pertenece a una paqueta casona en pleno corazón de Belgrano– y ofrece un servicio de té realmente impecable, acompañado con una variedad de pastelería sencilla pero deliciosa, con scons de queso, budín de limón, brownie de chocolate y los dos sándwiches infaltables del té inglés tradicional: el de pepino y el de huevo. Luego, es el momento de sumergirse en el segundo acto, disfrutando sus giros inesperados al mejor estilo Agatha Christie junto a una humeante taza en las manos. Una ingeniosa manera de vivir dos pasiones en una. Una pequeña fantasía inglesa en una tarde de domingo porteño.
Algo pasó en la mansión Hamilton tiene funciones los domingos a las 17 en Sala Apaq, en Belgrano. $ 280 con servicio de té incluido. Sólo con reserva previa a [email protected].
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