SALí
› Por Cecilia Boullosa
“Yo no cocinaba absolutamente nada en México”, reconoce Marcela Zuñiga, diseñadora y artífice de Malinche, un reparto de auténtica comida mexicana nacido hace tres meses. Hace ocho años Marcela se instaló en Buenos Aires luego de conocer a su marido, fotógrafo, mientras hacían un disco para Los Fabulosos Cadillacs. Y muy pronto comenzó a extrañar la comida de su tierra, la que preparaba su mamá y su abuela para una familia numerosa en Monterrey. Intentó recuperarla en algunos restaurantes mexicanos locales, pero fue una desilusión: la comida no tenía ni el sabor ni la esencia buscada. Decidió entonces meterse en los fuegos e incursionar en los mercados: “Me perdía un día entero en el mercado, oliendo y probando cosas, les pedía a mis amigos que iban a México que me trajeran productos”, cuenta.
Así, esta diseñadora terminó perfeccionándose en pozole, tamales, tortillas. Un chef amigo la invitó a hacer lo suyo en su restaurante y, como resultó bien, surgió la idea del delivery.
“Yo ofrezco sabor casero”, resume. Las tortillas mexicanas las prepara nixtamalizando el grano de maíz con cal, un proceso arduo que lleva hasta doce horas de cocción. Se venden por docena ($50 las de maíz morado, $30 las de amarillo y $40 las de blanco). Los tamales de cerdo son otro de los hits ($80 la media docena), lo mismo que los tacos rellenos de carne, de papa y de frijoles. La salsa verde de jalapeños ($40) es fresquísima y pica bien, mientras que los totopos con guacamole pueden generar adicción. Para acompañar, Malinche ofrece agua fresca de tamarindo y de Jamaica en botellas de medio litro ($20/$25). Cada tanto suele haber pozole ($60 para 3 o 4 platos), una tradicional sopa picante con granos de maíz y cerdo, y en breve debutará el mole poblano.
Buen precio, buen sabor, cuidado por cada detalle (el packaging que usan es práctico y lindo), Malinche es auténtica cocina mexicana desde el primer taco hasta el último tamal.
El menú de Malinche aparece los jueves en su Facebook: Malinchemex; viernes toma pedidos y los sábados se retira por Congreso o con delivery. Tel: 15-5660-0425.
De Nogales, desierto de Sonora, norte de México, zona brava y caliente de frontera, viene David Quevedo. Cuando era adolescente se mudó con su familia a Estados Unidos, donde estudió y trabajó en restaurantes. Hasta que hace ocho años conoció a quien sería su mujer argentina en el aeropuerto de Denver, y terminó viviendo en Buenos Aires. “Primero abrí el restaurante en Av. San Juan, y hace dos años nos mudamos a este local”, cuenta. “Acá todos somos mexicanos, los que estamos en la cocina y los camareros. Y tenemos una carta de chiles que no tiene nadie. Habanero, chile de Árbol, de Chipotle, Piquín, Borracho, Morita, Cascabel, entre otros”.
Che Taco no es lugar para delicados: mezcal, tequila y picante. El salón, para 45 cubiertos, está ambientado de manera simple. Las mesas de madera de pino fueron pintadas por una artista amiga –Prudence– con nopales y postales de desiertos. En las paredes se acomodan iconos mexicanos, Kahlo, Cantinflas junto a refranes típicos como “a falta de amor, unos tacos al pastor”. Por los parlantes suena música norteña melódica. Y cada domingo se sirven platos de distintas regiones: papadzules de Yucatán (parecidos a los canelones), la birria de Jalisco (a base de carne de borrego o chivo en larga cocción, muy especiado) o las tortas ahogadas de Guadalajara. Los jueves, en tanto, son pozoleros.
“Si hay un plato que te transporta inmediatamente a México son las enmoladas. Tortillas rellenas de pollo y bañadas con salsa de mole poblano”, dice Quevedo. A $85 la porción es un pasaje muy económico. Entre lo más pedido se encuentran también los chilaquiles, mezcla de totopos, pollo deshebrado, queso y salsas. Además hay tacos, sopes, tortas y burritos. Entre los tragos, la Teiquirita (tequila, lima, azúcar y cachaça, $80) o el Margarita de Tamarindo. Y, como final dulce, un postre rico desde el nombre, el Pastel imposible, dúo de bizcochuelo y flan. Como dice la frase más grande que puede leerse en la pared de Che Taco: “Como México, no hay dos”.
Che Taco queda en Balcarce 873. Teléfono: 4361-1707. Horario de atención: martes a sábados de 19 a 24; domingos de 12 a 18.
Mezcal es la más flamante novedad porteña en materia de sabores mexicanos. Tras una serie de comidas de prueba, recién abre al público este miércoles 16, con la promesa de ofrecer platos tradicionales y una coctelería a base, principalmente, de tequila y mezcal.
Es la creación de un empresario gastronómico argentino que conoce muy bien la cultura mexicana: es socio y director de El Diez, exitosa cadena de parrillas argentinas (cuenta con trece sucursales) en México. Así, tras llevar choripanes y carnes al norte de América, hoy le toca la revancha.
La esquina donde abre Mezcal es inmejorable para gastronomía. Ubicada frente a la plaza Armenia, el lugar cuenta con mesas en la vereda, una larga barra abierta a la calle, dos pisos pequeños y una terraza íntima para la primavera.
“Queremos que se sienta el tradicional sabor mexicano”, explica Manuel Delgado, chef oriundo de esas tierras que llegó hace dos meses a Buenos Aires con un equipo de coterráneos de distintas regiones. Esto incluye platos como las alitas de pollo en salsa, los taquitos crocantes, las colas de langostino al mezcal o un lomo vacuno jugoso en una salsa de mezcal, naranja y cilantro. Siempre, al menos dos moles, pura tradición bien entendida. Eso sí: en un principio, se rinden al estereotipo del paladar local y evitan los picantes intensos, que se ofrecen como salsas en la mesa. En el primer piso, una gran plancha caliente se encarga de los tacos y burritos al por mayor.
Prioridad del lugar es su barra, diseñada por el reconocido Pablo Piñata. “Usamos tamarindo, ajíes, sales, agua de Jamaica”, dice. Desde un Clamato –símil Bloody Mary– hasta un Oaxaca Gin&Tonic con toque de mezcal ahumado, pasando por la Bastardita de Tamarindo o el Agavero, en una oferta para todos los gustos. Vale la pena probar sus exclusivos mezcales: cuentan con diez variedades y prometen duplicar el número.
Un local luminoso y alegre, precios competitivos ($200 por persona), cócteles y una ubicación privilegiada hacen de esta apertura un lugar para tener en cuenta.
Mezcal queda en la esquina de Costa Rica y Malabia. Teléfono: 4831-6083. Horario de atención: todos los días de 12 a 2.
Fotos: Pablo Mehanna
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