Porque juntás la plata entre todos, la alimentás, la rellenás bien y te la morfás.

Porque la platita es de nosotros y las vaquitas son ajenas.

Porque juntar vaquitas es hacer la platita.

Porque haciendo muchas vaquitas junto mucha plata.

Si no hacemos una vaquita, ¿con qué compramos un kilo de cuadril?

Porque cuesta tanto como hacer una vaquita a la parrilla.

Porque los estancieros juntaban la plata de la jubilación de todos sus peones y se compraban otras vaquitas.

Porque el egoísmo capitalista es muy mala leche.

Porque para que la gente ponga plata hay que hacer mmmuuuuuu-cho esfuerzo.

Porque al precio que está la carne la vaca la pagamos entre todos o no hay asado.

Eso era antes, desde ahora se va a decir: hacer un cerdito o hacer un pollito.

Con la inflación, lo que nosotros podemos juntar es hacer una vaquita de San Antonio.

Todos nos ponemos en fila y el que la junta, va y quita, va y quita.

Porque la plata que juntamos nosotros, la gastan los de las vaquitas.

Porque el carnicero no sólo la cortó a la vaquita en partes sino que pide fortunas por cada una y entre todos podemos juntar guita para las partes y volver a armarla... ¡en la parrilla!

Porque la acción ahorrativa constituye una analogía rumiante. Entiéndase mejor de manera contraria: cuando uno va al banco a pagar los impuestos es como si diera ingreso a esa misma vaca, al matadero.

Cuestión de tamaño. El acto individual de la alcancía personal, es llenar el chanchito. La colectivización de la ganancia es hacer una vaquita. El que es muy rico puede hasta culearse una elefanta. Cada uno con sus posibilidades.

Viene de la copulación conjunta con prostitutas de amplia

y generosa cintura. Toda la barra colaboraba para...

¡Porque el campo es de todos!

¡Para que después la metan en un corralito!